
A poco más de 13 kilómetros del centro histórico de San Francisco de Campeche, rumbo a Hopelchén, se encuentra Castamay, una comunidad rural con fuerte arraigo cultural y una historia que se remonta a los tiempos de las antiguas haciendas henequeneras. Sin embargo, más allá de sus calles tranquilas y su gente festiva, hay un enigma que persiste: ¿de dónde viene el nombre de Castamay?
Entre lo feo, lo sagrado y lo legendario
El significado de “Castamay” ha sido motivo de debate entre historiadores, lingüistas y vecinos del lugar. Una de las versiones más citadas es la del historiador Santiago Pacheco Cruz, quien en 1953 escribió que el término deriva de voces mayas como kaz (feo, malo) y tamay (blasfemar), lo que podría interpretarse como “es feo”, “blasfemar” o “murmurar”.
Otra posibilidad que plantea el mismo autor es que provenga de kazta (descompuesto, fuera de uso) y may (casco de cuadrúpedo o apellido indígena), resultando en interpretaciones como “casco descompuesto” o “el casco echado a perder”. También menciona una forma alterna: kaktamay, que haría referencia a un “animal fabuloso”.
Pero no todos coinciden con esta visión lingüística. El investigador Ricardo Encalada Argáez rescató en 1987 una versión oral transmitida por los antiguos pobladores, quienes afirmaban que el nombre venía de un personaje real: don Casiano May, considerado el primer asentado en la zona, incluso antes de que se instalara la hacienda de los García.
Una tercera interpretación, recogida por Antonio Ávila Aké, señala que el topónimo podría haber surgido por la presencia de un árbol en mal estado que existía en el sitio cuando llegaron los primeros habitantes.
De hacienda liberal a comunidad viva
Castamay fue en el pasado una hacienda perteneciente a las familias García Gual y García Poblaciones, reconocidas por su ideología liberal y su participación en la emancipación política de Campeche durante el siglo XIX. El sitio no solo fue productivo en lo agrícola, sino también en lo político.
En 1935, el gobierno federal otorgó tierras a los pobladores, lo que permitió el asentamiento permanente de decenas de familias que aún hoy viven en la comunidad.
Uno de los símbolos del poblado es su iglesia, construida en 1870 bajo el patrocinio de don Julián Gual. Según una anécdota local, durante una sequía en 1896, los pobladores sacaron al santo en procesión bajo el sol “para que sintiera calor”, y al día siguiente cayó una intensa lluvia. Desde entonces, el templo ha sido un punto clave en las celebraciones del lugar.
Tradición y vida cotidiana
Actualmente, Castamay es una comunidad de poco más de 1,200 habitantes. Aunque el tiempo ha pasado, sus tradiciones siguen firmes. Cada año, durante enero, se celebra la festividad de los Santos Reyes, una mezcla de religiosidad popular, danza, gastronomía y convivencia comunitaria que refuerza la identidad campechana del lugar.
El nombre de Castamay, con todas sus posibles raíces y significados, no es solo una curiosidad lingüística. Es reflejo de la mezcla entre lo indígena, lo histórico y lo popular que define a muchas comunidades del estado. Y como dicen sus propios habitantes: “Aquí no importa tanto qué significa el nombre, sino lo que representa vivir en Castamay.”
JGH