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Cultura

La educación de la salud como forma de prevención

Ivi May DzibVI y última

También hay que hacer conciencia de forma socializada sobre el valor de la salud en la comunidad. Aunque se da por hecho que la salud está en la escala de valores de nuestra sociedad, en realidad no ocurre así, ya que al ser la enfermedad un proceso que hace que no se pueda continuar con nuestros compromisos socioeconómicos, normalmente la salud pasa a los últimos peldaños de la escala de prioridades, eso es una realidad, sobre todo si pensamos que por los ambientes de trabajo hay quienes no tienen tiempo de ir a consultar por los síntomas que lo aquejan. La conciencia social tendría que ser un eje para la comunidad y ahí tienen que buscarse las estrategias para la participación de todos sus habitantes.

Es necesario sociabilizar con profesionales de la salud y otros campos, además de la comunidad, que la salud es una acción tripartita que se forma por la promoción, elevación y prevención, definitivamente es preciso un cambio de mentalidad en este sentido, la idea de que se tenga una formación continua es para irnos actualizando sobre las maneras de generar una cultura que permita entender estas necesidades de manera comunitaria y “contagiar” a los demás profesionales que aún no lo estén, de esta educación por la salud, porque ninguna intervención sanitaria promotora de la salud puede llegar a tener éxito si no pasa por la colaboración y la participación activa de la comunidad. De hecho, existe una retroalimentación entre lo individual y lo social; por ello, una intervención sanitaria eficaz debe propiciar una acción individual y una acción colectiva, conectando estrechamente uno y otro nivel de actuación.

Conseguir la citada participación no es tarea fácil, puesto que vivimos a nivel individual y nos falta entrenamiento dirigido hacia el trabajo colectivo, pero también porque no existe una conciencia social fuerte frente a los problemas sanitarios. Podríamos matizar esta afirmación señalando la existencia de varios problemas sanitarios concretos, pero también es importante que nosotros como individuos estrechemos lazos con asociaciones civiles, iniciativa privada, onegés, líderes comunitarios y habitantes de la comunidad; para poder entender las necesidades particulares de cada zona y así encontrar la mejor manera de ayudar en la promoción.

Finalmente, este análisis me indica que la salud de una población no depende solo de los recursos sanitarios que estén disponibles, también obedece a factores sociales que lo van a definir, como clase social a la que pertenece, el trabajo que se desempeñe, el entorno en el que se habite, si es hombre o mujer, o de una raza u otra, etc., es por ello que el compromiso moral que puede determinar un proceder profesional es buscar las vías para aminorar o disminuir estas variables, pero no solo desde el quehacer laboral, sino también fuera de él.

Por otro lado, para lograr un nivel alto de salud para la población desde una visión económica habría que convocar a la organización civil y al gremio de ciencias médicas para tener incidencia en las políticas sanitarias públicas, para que presten más atención al entorno y estilos de vida, por ello retomo lo que dice José Ma. Bleda García en su artículo “Determinantes sociales de la salud enfermedad menciona”: “Consideramos que el papel de la Sociología es fundamental, para realizar estudios que contrasten y confirmen la relación entre política y medicina, entre democracia y salud, hábitos y estilos de vida, la salud en las diferentes etapas de la vida, las enfermedades mentales, el consumo de drogas, el entorno medioambiental, los sistemas de salud, etc. Todo ello contribuiría, sin duda, al mejoramiento general de la salud de las poblaciones”. (Bleda García, 2006).

La importancia de esto no solo reside en que se puede añadir algunos elementos novedosos, sino porque ofrece la posibilidad de abordar toda la problemática de salud desde un ángulo distinto, ya que la aborda como fenómeno colectivo y como hecho social. Este enfoque tiene implicaciones profundas para la práctica, ya que la medicina hospitalaria poco tiene que ver con el proceso salud-enfermedad en la sociedad. Una nueva práctica, sin embargo, no depende solo de una interpretación del proceso salud enfermedad, sino de que descansa sobre bases sociales que la puedan impulsar y sostener, pero también esa nueva práctica tiene que ver con una nueva formación, porque como vimos anteriormente, el proceso de desarrollo del área de salud en su modalidad formativa ha ido actualizándose a medida que se complejizan más las enfermedades. Hay que pensar en los nuevos retos a futuro, pero también hay que preparase para eso, por eso considero importante desarrollar una educación para la salud, desde la vida profesional y personal, porque es importante lo público, así como también lo es lo privado.

ivimayd@hotmail.com

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