Fernando Muñoz CastilloI
El lugar donde mueren los icebergs, dirección y el texto de Marpi Jiménez, se presentó en el espacio La Casa de Agata, del Centro Cultural Tapanco, con la actuación de Fernando de Regil, Wendy Cruz y Elidé Uc.
El argumento de la obra es el incesto, un tema todavía muy espinoso y delicado, porque se volvió delito apenas en las primeras décadas del siglo XX en la mayoría de los países del mundo y en 1978, del siglo pasado, España otros país lo despenalizaron.
Suecia es el único país de Europa que permite el matrimonio entre hermanos.
La Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) publicó un maravilloso ensayo sobre el tema en 1980, pero la censura del rector hizo que el libro se fuera a las bodegas para engrosar los libros censurados que se encuentran envueltos con cadenas y candados, literalmente. Pero como los teatreros son muy curiosos, unos amigos del grupo Vámonos Recio descubrieron los libros presos y liberaron algunos ejemplares, entre ellos, el ensayo sobre el incesto. Fue gracias a esa fuga que pude leerlo.
El incesto permea en toda la pirámide socioeconómica; es algo que a pesar que en muchos países sigue siendo delito y, por lo mismo, no bien visto por mucha gente, se sigue practicando lindo y lirondo, sin prejuicios de ninguna especie.
Alguien argumentó que es demasiado amor lo que impulsa a realizar este acto consanguíneo y sexual.
Existe en nuestro país una famosa y acaudalada familia que se inició así, de una relación incestuosa entre dos hermanos en un baile de máscaras, y que la Iglesia católica –invariablemente cuando hay mucho dinero de por medio, siempre encuentra una solución favorable a lo más execrable–, argumentó que el producto de esa unión era el ejemplo más puro del amor…
Tema manejado en varias películas nacionales y extranjeras, un ejemplo es la cinta de Roman Polanski cuyo guion fue multipremiado y que los críticos consideraron el cine neo-noir: Chinatown (1974). En la literatura, el caso más cercano a la memoria es el de Susana San Juan de la novela Pedro Páramo. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones el tema se utiliza como gancho morboso para “jalar” público.
Pocas veces, el manejo del incesto alcanza niveles de reflexión profunda. Dicen que en la casa del jabonero el que no cae, resbala. Si no, que lo digan las hijas de Noé…
Continuará