II y última
En esta obra, el tema, a pesar del exceso de silencios, se vuelve confuso, ya que más que un rompecabezas que el público debe de unir, parece miedo y prejuicio de la dramaturgia, haciendo de esta manera que la trama casi se diluya y se vuelva sombra de sí misma.
No estaría mal ser sombra de la sombra de un secreto bien guardado, que el tiempo borra, transforma y distorsiona.
El incesto, sobre todo cuando es entre padres e hijos, se repite en la siguiente generación, sin importar que el vástago sea niña o niño. Y puede transformarse en una larga cadena, peor que cordón umbilical, alrededor de la garganta.
No pedimos que la dramaturga se involucre con el psicoanálisis o la psiquiatría, sino simplemente que aclare en su mente y con su pluma que es lo que realmente quiere contar en forma de pieza. Pero sí que lea y se informe de la postura legal de nuestro país ante el incesto.
Esta confusión de falta de información, escritura dramática y dirección actoral se refleja en la actitud corporal de las actrices y del actor. La contención de las emociones y sentimientos es un largo proceso de trabajo y que no debe culminar en puños cerrados, cejas enarcadas, bocas fruncidas u hombros caídos, que no son más que actitudes seudo “estanislavquianas”.
Pienso en la terrible encrucijada en la que se deben de encontrar los intérpretes de la obra durante cada representación. Y es cuando me pregunto si es por esto que el nombre de la directora y dramaturga dirección Marpi Jiménez no aparece en los programas de mano. O bien, si esta es la razón de los conversatorios después de la obra: pretender ser como un termómetro para terminar de escribir y resolver los cabos sueltos de la dramaturgia.
Falta investigación y ubicación específica del lugar geográfico donde se desarrolla la trama, ya que, aunque el problema es universal, cada región y país tiene particularidades muy propias y singulares.
Erik Renato Aguilar escribió una obra con el mismo tema ubicado en la ciudad de Mérida. Obra poco conocida y difundida.
Lo anterior hace que el trabajo de Marpi –trabajo realizado por una mujer–, cobre más importancia y revista una magnitud de mayor percepción y sensibilidad.