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Ivi May Dzib

El paso de la caravana migrante por México ha dejado claro que no distamos mucho de nuestros vecinos del norte cuando hablamos de racimo y xenofobia. Tanto nos enojó e indignó la actitud de los norteamericanos, quienes querían expulsar de su territorio a los migrantes mexicanos, acusándolos de delincuentes, pero no nos tembló la mano portarnos de igual forma. Fue gracias a esa actitud xenofóbica que se vio una unión por parte de muchas figuras públicas y del pueblo mexicano que no bajaron a Trump de intolerante y prejuicioso, indigno incluso para ser líder de una nación. No hay que olvidar que fue el discurso antimigrante lo que le dio muchísimos votos a Donald Trump y sus declaraciones llenas de odio solo produjeron la simpatía de sus connacionales que creían que su gran problema era creado por sus vecinos mexicanos. Ahora muchos mexicanos nos comportamos de la misma forma, bajo el prejuicio y la discriminación se está creando una campaña de odio para dejar la impresión en la ciudadanía que es nuestro deber expulsar a los migrantes centroamericanos de estas tierras, ya que si no lo hacemos el futuro de nuestros hijos estaría en peligro.

Entonces recurrimos a la guerra sucia, esa táctica tan bien conocida y que tantos frutos ha dado. Por lo que se postean fotos de Pedro César Carrizales Becerra, alias “el Mijis”, actual diputado por MORENA en San Luis Potosí, de quien se dice que es un hondureño que entró con la caravana y que es buscado por la Interpol por asesinato, lo mismo se hace con uno de los integrantes de Café Tacuba, a quien le tomaron una foto cuando fue a dar su apoyo a los migrantes y se dice de él que es hondureño y había matado a dos mexicanos por lo que la justicia lo está persiguiendo. Lo peor de todo es que hay personas que creen lo que dicen estas imágenes y las reproducen para justificar su racismo y xenofobia. Alimentar a la gente con miedos como estos es lo que termina provocando los linchamientos, en donde la mayoría de los casos son personas inocentes las que terminan pagando. Una mujer declara que la comida que le dan, arroz y frijol, es para cerdos y entonces la gente se levanta no contra ella, sino contra todos los migrantes llamándoles malagradecidos; un hombre dice que es capaz de atacar a sus agresores y se magnifica el discurso diciendo que los migrantes nos quieren matar a todos.

Según lo anterior, la lógica indica que si eres migrante no tienes derecho de reaccionar de manera violenta cuando la violencia ciudadana y la de los medios cae contra ti. La lógica implica que seguro el primero en agredir fue el migrante no el nacional. La lógica indica que mientras averiguamos quién tiró la primera piedra es más seguro invitar a su linchamiento, ya que nosotros seguro somos mejores que ellos. Y aunque no lo seamos, esta es nuestra tierra y podemos decidir a quién odiar: migrante, indígena, escort, presuntos asesinos, chairos, fifis, etcétera.

No deja de impresionarme cómo muchas personas se dejan influenciar por el discurso del odio, esas son las mismas personas que se indignaron en su momento por la foto del niño sirio muerto a la orilla de la playa, los que lloraron por las fotos de los niños palestinos entre escombros, los mismos que con la cara furibunda cuestionaron el racismo de Trump y su intolerancia justificada bajo la idea de que a Estados Unidos entraban solo las “lacras”, los delincuentes y por eso había que poner un muro. Ese discurso contra la intolerancia cambia ahora que la situación llega al país, aquí es cuando realmente mostramos cómo somos y cómo actuamos frente a la vida, lo demás es la fachada para que no nos crean insensibles. Y como consumidores del amarillismo y el morbo esperamos con ansias cualquier noticia, cualquier comentario para magnificarlo y con eso justificar nuestro odio al otro. Pensamos que el país se va a arruinar por los que vienen de fuera y no por los que desde adentro nos han aprisionado mucho antes de la independencia. Creemos que nuestro gobierno está a la altura y los migrantes deberían de besar los pies de las autoridades por toda la ayuda brindada. Recordemos el programa de apoyo a los nacionales que fueron deportados de Estados Unidos, lo que nos muestra que pocos quieren regresar o quedarse en este país porque tenemos graves problemas, que no nos traen los otros, sino que nosotros mismos generamos. Pero en fin, sigan con sus “malagradecidos” sus “gracias, de nada” y demás basura.

ivimayd@hotmail.com

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