Por Ivi May Dzib
Ficciones de un escribidor
VII y última
1: “También suele pasear en bicicleta por el campo. Pedalea con todas sus fuerzas, llenándose los pulmones con el sabor de la eternidad. La eternidad de la infancia es breve, pero ella no lo sabe todavía; el paisaje desfila ante sus ojos”.
2: Está aprendiendo a correr y a mí me da envidia, verla tan alegre, no sabe qué le depara la vida, pero su infancia la disfruta como si no hubiera mañana, y hace bien, porque lo que hace es la mayor alegría que va a tener, la lastimarán, le harán ver lo atroz de la vida. Esto lo recordaré siempre, ahora que disfrute.
1: Me dan ganas de abrazarla y decirle que eso no durará para siempre y que se irá su juventud y vendrá la batalla más voraz. Me da un no sé qué decirlo…
2: Yo pienso igual…
1: Cuando somos pequeñas todo aflora, es como un guiño a lo que eres, porque en el fondo sabes qué va a pasar.
2: Lo sabes…
1: Y aún así como que no importa, haces como que eso se puede postergar sin problema alguno.
2: Es triste verse ahora y recordar que no siempre fuimos así, que nuestros ojos irradiaban de tal manera que pudimos ser alguien importante.
1: Tal vez un poco felices y no llenas de este odio que nos que crece en los pechos en lugar de leche materna.
2: Si soy honesta, nunca quise ser madre porque pensaba que ser madre era comportarse de la forma en lo que lo hizo la mía, y eso no me hacía ninguna ilusión.
1: Porque entonces la ilusión era una palabra hueca y míranos aquí. Prendiendo velas.
2: Apagando todo intento de reconciliación.
1: Apagando la luz.
2: Con la seguridad de que no habrá mañana.
1: Y que esta oportunidad fue la última.
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