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Cultura

¿Qué es la cultura?

Pilar Faller Menéndez

Entre una de sus definiciones, el término cultura se define como “el resultado o efecto de cultivar los conocimientos humanos y de afinarse por medio del ejercicio de las facultades intelectuales del hombre”, lo que afirma, lo comentado anteriormente en un artículo, que la cultura tiene una coincidencia con una educación intelectual y moral, y podría decirse que un hombre culto es aquel que participa de los más altos valores conservados por la tradición de la sociedad.

Es por esto que la cultura está relacionada con la educación intelectual y moral, a pesar de tener dos acepciones: el primero es la formación de la personalidad cultivando el espíritu, y otro menos romántico, que se asocia con las acciones que el hombre realiza para dominar la naturaleza, modificando el ambiente natural para poder adaptarlo a sus necesidades, valores, fines e intereses

En el siglo XI dos corrientes fueron las que predominaron: “La tradición ilustrada” y “La tradición romántica” la primera corriente propone una noción de universalidad y de la razón, asequible e igualitaria para todos los hombres, la cual separa a la naturaleza y “La tradición romántica”, centra su postura en la discusión sobre el universalismo y el valor que tiene la diversidad de culturas que incluye a la naturaleza, a pesar de nuestros valores y costumbres, instintos y formas de vida, resumiendo lo anterior, en el concepto de “tradición ilustrada” hay una separación entre naturaleza y cultura, se percibe una distinción entre pueblos cultos e “incultos” por lo que el viejo continente, en una actitud egocentrista, es considerado la cuna de la cultura y de la civilización, haciendo una distinción entre pueblos más desarrollados que otros e, incluso, considerando a algunos como atrasados, llegando hasta el concepto de bárbaros y salvajes.

La tradición romántica, inspirada en Rousseau, es una antítesis de lo anterior, y propone un entendimiento más profundo de los procesos históricos de cada cultura y civilización, desechando el estigma de que el progreso era sinónimo de un pueblo desarrollado, y sosteniendo que cada cultura es autónoma y no puede ser catalogada con los mismos parámetros de otras culturas.

La literatura en América Latina fue una lucha de la civilización contra la “barbarie” que erróneamente fue difundida, en la que se pensaba que gracias a la cultura y la modernidad se llegaría a la humanización, despreciando la cultura de los pueblos prehispánicos. Este concepto y visión cambió en la primera mitad del siglo XX, y en la actualidad los estudios sobre la cultura prehispánica se han vuelto más exhaustivos, con el fin de conocer sus costumbres y la riqueza de los conocimientos que poseían y que forman hoy en día parte de la riqueza cultural de cada país.

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