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Cultura

Roberto Fernández Retamar, Premio Internacional José Martí de la Unesco

Pedro de la Hoz

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) proclamó en París la adjudicación del Premio Internacional José Martí al intelectual cubano Roberto Fernández Retamar.

Esa distinción tiene por destino promover y recompensar una actividad particularmente meritoria que, conforme con el ideario y el espíritu de José Martí y encarnando la vocación de soberanía y la lucha liberadora de una nación, haya contribuido en cualquier lugar del mundo a la unidad e integración de los países de América Latina y el Caribe y a la preservación de su identidad, de sus tradiciones culturales y de sus valores históricos.

En 2016 el reconocimiento recayó en el mexicano Alfonso Herrera Franyutti, médico cirujano luego fallecido, con una trayectoria de excelencia en el área de salud pública, quien supo llevar en paralelo un arduo trabajo a favor de la difusión de los ideales y la obra de Martí dentro y fuera de Cuba. Herrera Franyutti es autor de varios libros sobre el pensador y revolucionario cubano y tomó parte en la fundación del Consejo Mundial del Proyecto José Martí de Solidaridad Internacional. Con anterioridad, en 2003, otro ilustre mexicano, el sociólogo Pablo González Casanova había sido honrado.

Entre los laureados se cuentan además el estadista venezolano Hugo Chávez, el politólogo argentino Atilio Borón, y el sacerdote y escritor brasileño Frei Betto.

La ceremonia de entrega del lauro se realizará en ocasión de la IV Conferencia Internacional Por el equilibrio del Mundo. El programa científico del evento que se celebrará del 28 al 31 de enero, en el Palacio de Convenciones de La Habana, coincidiendo con el aniversario 166 del natalicio del héroe cubano; incluirá diversos temas de especial impacto en el mandato de la Unesco, como el diálogo intercultural, la paz, el acceso a la educación y la cultura para el ejercicio de los derechos humanos, la solidaridad y la integración en América Latina y el Caribe, las poblaciones indígenas, la escasez del agua potable, el desarrollo tecnológico y científico y el papel de la juventud y las organizaciones femeninas en los procesos de cambio.

La consagración de Fernández Retamar al estudio y promoción de la obra de José Martí, apóstol de independencia de Cuba, ha sido decisiva no solo para el conocimiento y la valoración del legado de uno de los poetas y pensadores más originales de América Latina y el Caribe, sino para abrir cauce al proceso de transformación de las sociedades en nuestro continente.

Una parte sustantiva de la obra ensayística de Fernández Retamar se ha nutrido de las fuentes martianas, y ha estado orientada a articular los aportes del prócer cubano a las necesidades de desarrollar un pensamiento anticolonial, antimperialista y emancipador a la altura de las exigencias de la época actual. Ello encontró su máxima expresión en el ensayo Calibán, considerado un texto paradigmático del pensamiento crítico latinoamericano contemporáneo.

Esa raigal vocación también ha caracterizado la gestión de Retamar al frente de la Casa de las Américas, institución fundada por la heroína Haydée Santamaría en 1959, decisiva en el impulso de la integración cultural de los pueblos de la región.

Pocas horas antes de darse a conocer la noticia, Roberto dejaba inauguradas las sesiones del certamen literario Casa de las Américas 2019, institución que dirige en La Habana. La huella martiana afloró, con toda intensidad ética, en su discurso al expresar:

“Cuando el año pasado leyó palabras como estas el compañero Silvio Rodríguez, tan identificado con Haydée que debe considerársele uno de sus hijos, él recordó con razón que al ser esta Casa obra de ella, lo era también de quien Haydée, al igual que el compañero Fidel, al igual que nosotros, reconocemos como el Maestro por excelencia: José Martí. Y desde el principio Haydée, como luego, leales a sus orientaciones, hemos seguido haciendo los que la hemos sucedido –y jamás sustituido– al frente de la Casa de las Américas, es decir, el gran pintor Mariano y después yo, al dirigirnos a los miembros de los distintos jurados de nuestro Premio Literario hemos insistido en que se tomen en consideración los valores literarios de las obras que concursan. Lo que insuperablemente dijo Martí al afirmar, por ejemplo, que a la poesía, que es arte, no vale disculparla con que es patriótica o filosófica, sino que ha de resistir como el bronce y vibrar como la porcelana. Palabras tanto más estremecedoras por cuanto las escribió quien consagrara su genio y ofrendara su vida al mejoramiento humano, a la vida futura y a la utilidad de la virtud, en los que, espantado de todo, dijo tener fe”.

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