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Cultura

La derecha reprime

Ivi May Dzib

I

Hemos visto y leído en las redes sociales y en algunos medios sobre la masacre que el gobierno chileno está realizando con los manifestantes que están en contra de los abusos de poder del Estado, mismos que se ven reflejados en su forma de vida. No se arriesga la vida sólo por placer u ocurrencia, la posibilidad de vivir de manera digna y que las iniciativas del gobierno arruinen esta posibilidad detona exigir, aunque a veces esto se traduzca en perder la vida, porque cuando se exige se acciona la maquinaria de represión. Esta exigencia siempre estuvo contenida por el miedo que infundía la posibilidad que el gobierno utilizara la fuerza bruta, pero ahora nos encontramos ante personas que han perdido todo, que les han negado la posibilidad de tener algo y por lo mismo no dudan en luchar con lo único que tienen: la vida.

Y es que el neoliberalismo llegó a un punto donde de manera cínica y descarada nos va llevando a otro zarismo, donde un pequeño puñado de personas viven de manera ostentosa a costa de la mayoría de la población, quienes son los que ponen su sudor y sangre por algo que no podrán disfrutar ni ellos ni sus hijos. La avaricia del Estado o más bien de sus políticos de derecha ha provocado que el panorama mundial se torne desolador; no es algo que suceda sólo en Latinoamérica, pero ha sido aquí donde se ha hecho aún más visible el fallo del sistema.

Primero fue Ecuador, luego Chile, la respuesta del gobierno fue la misma: toques de queda, militarización, Estado de excepción, muertos. La idea de no ceder a las peticiones y presiones de la población llevó al gobierno a querer acorralar a los indígenas, pero no tardaron en darse cuenta que estaban frente a un muro de resistencia que no podían doblegar, los carteles de protesta no dejaban mentir, iban hasta el final. Después de una ola de represión con saldo mortal que no pudo ocultarse, finalmente el presidente ecuatoriano Lenín Moreno tuvo que derogar las medidas económicas que llevaron a este conflicto, porque una vez más el pueblo pagaría lo que se estaba firmando.

Se pensaría que los gobiernos se guían a partir de lo que sucede en el mundo, pero en Chile se siguió la misma tónica, medidas económicas desacertadas que laceran el bolsillo de la población, desempleo, falta de oportunidades y un desinterés del gobierno para solucionar la situación de millones de personas, por el contrario, la respuesta fue una carga más pesada para el ciudadano común en las nuevas políticas económicas. Así fue como la gente salió a las calles y fue tal la magnitud de las protestas que el país quedó militarizado y de nuevo las violaciones a los derechos humanos que da un Estado de excepción: muertos, desapariciones, abusos sexuales, ataques con balas, y lo peor de todo es que no se respetan edades. La solución no se ve cerca.

El presidente Sebastián Piñera, ante la presión se ha portado de manera cínica, en una aparente simulación ha pedido que cesen a todos sus ministros, pero el problema no son sólo los ministros, sino la agenda que quiere seguir y la cual posiblemente maquillará. El pueblo chileno se ha levantado con la furia del hartazgo y el gobierno está portándose como en los tiempos de la dictadura ante la complicidad gubernamental de la comunidad internacional. Cuando se habla de Venezuela todos tienen voz y exigencias de derribar un gobierno, cuando se habla de Chile y Ecuador se prefiere callar, entonces entendemos que no se trata de justicia social, sino de intereses económicos que dicta la agenda neoliberal.

Continuará.

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