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Cultura

Celia Pedrero, una entrevista contextuada

Conrado Roche Reyes

I

El ser escritor es algo tan sensible, pero a la vez tan difícil. ¿Qué dices a esto?

En realidad el escritor tiene una capa de piel menos; es sensible a todo su alrededor, percibe y siente lo que otros no ven y lo transforma en un cuento, una novela…, pero también hay que desmitificar el acto creativo; tal parece que el ser escritor pudiera justificar actitudes irresponsables, prepotentes o de sabelotodo. Escribir no te hace mejor ni peor, es sólo una forma de vivir, de ver la vida y transformarla en un papel que llevará al lector a otros universos. Sólo eso.

La literatura es muy celosa, hace tiempo que no escribes. ¿No le temes a esos celos?

P- Hay que recalcar, al menos en mi caso, esa situación. Que uno no publique no significa que no esté escribiendo. Por supuesto, uno escribe para que lo lean, pero hay el momento para todo. Yo continúo escribiendo, van saliendo los cuentos, cocinándose a fuego lento, saboreando cada parte del proceso, a veces un cuento puede llevar años en un borrador y, de pronto, viene una idea y empieza a tomar otra forma, a cuajar, y queda un cuento después de mucho tiempo de ser anotado, de vivir con ese personaje que se vuelve independiente, toma su camino y decide su propia historia. No se han dado las condiciones para publicar. Todo llega a su tiempo y si la literatura es celosa, peor para ella. La ventaja de mi edad es que uno ya no concede tan fácilmente; mi tiempo y mis circunstancias yo las manejo, no tengo la necesidad de “mantenerme vigente” publicando, ni tampoco creo que la edad sea el motor para publicar, así yo llegue a los 80 años, o mañana mismo; publicaré cuando yo crea que sea el momento, aunque sea en papel para envolver tortillas.

La unanimidad en el elogio, el rechazo o la polémica…

Ya de por sí la unanimidad es para desconfiar, no creo en el blanco o negro total.

Si las cosas se hacen bien, ¿debe haber aceptación en cualquier área del arte?

Es suficiente con hacer bien las cosas. Si hay aceptación o no hay, eso no debe importar, en el momento en que se hacen para que tengan aceptación se contaminan. Uno debe de hacer lo que tiene que hacer y ya.

Siempre pensando en el receptor, no hay que ser egoístas.

(Ademán incomprensible)

Escritora o burócrata.

Además mamá, contribuyente, hija, nieta, sobrina, cocinera de cuando en cuando, hipocondríaca de tiempo completo, aprendiz de jardinera, fan de Woody Allen, Julio Cortázar, Boris Vian, Ernesto Sábato, Piazzola, Soda Estéreo, Nina Simone, coleccionista de caracoles, conchas, discos LP, plumas, juguetes en miniatura y presidenta del club social “Que se mueran los feos”. ¿Nos tenemos que poner etiquetas?

Nos las ponen.

(Pensativa)

¿Percibes que la gente, el lector, es un poco más tolerante?

Creo que hay de lectores a lectores y es muy difícil generalizar, además la tolerancia depende de quién la ve o quién la vive o no la vive. No creo que “tolerancia” sea el término adecuado para referirse a la lectura. Pero si te refieres a que la gente lee o no lee cualquier cosa, mi opinión es que sí hay que alejarse de las estadísticas que señala que leemos muy poco en comparación con otros países, todo depende de quién haga las encuestas; por supuesto para la industria del libro no es suficiente lo que se lee, hay que entender que hacer libros es un negocio que tiene que ser redituable. Las condiciones fiscales no son favorables para editar y que el libro llegue a un precio accesible al público, sin embargo, sigue siendo un negocio para las editoriales. Es cierto que lo que se vende más son los libros de superación personal, pero no hay que descartar, y esto no está en las estadísticas, la lectura de préstamo tanto de bibliotecas como de amigo a amigo de libros de otros temas. Hay que desconfiar de las estadísticas, una cosa son los libros vendidos y otra la lectura, que puede ser por préstamo. Hace unos meses leí una encuesta, la lista de los libros más vendidos y estaba en primer lugar la Biblia, claro, con esto que está de moda ser culto, la Biblia es el recurso más fácil, pero otra cosa sería si se leyera con esa supuesta asiduidad, aunque no dudo que haya lectores ocasionales de la Biblia, pero no con la asiduidad que señala la encuesta. En fin, se lee más de lo que las estadísticas dicen y se lee más de superación personal que de otras cosas y esto nos refleja esa necesidad de búsqueda e insatisfacción que hay en los mexicanos. Desafortunadamente apenas estamos iniciando el camino para que desde la casa y la escuela se fomente la lectura gozosa y placentera. Llegará el tiempo en que no nos preocupe tanto lo que se lee y cuánto se lee y será cuando leer será un placer y no por obligación ni por pose ni como “curita para el alma”.

Desde la invención de la imprenta, la Biblia ha sido el libro más leído. No es cuestión de ahora ni de encuestas, Celia. Tolerancia en cuanto a la lectura de autoconsumo. Las que ustedes leen, se leen ustedes mismos. “El carrusel”. Se promueven y leen entre escritores. Más claro. El ego de la “presentación”.

(Medita)

* Entrevista realizada cuando ella era directora del área de literatura en el Centro Cultural “José Martí”.

Continuará

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