Hay gente que no quiere a Andrés Manuel López Obrador, simplemente “porque sí” y, en muchos casos, se trata de la misma razón, que no hay razón de muchos y sobre todo muchas poch burguesas wannabes.
Las protestas son contra AMLO. Los motivos son raros de entender, complejos. Y son así por una simple razón: porque la gente que marcha odia a AMLO y siempre lo odiará. A pesar de haber sido elegido democráticamente y con una legitimidad que ningún mandatario del país (y pocos en el mundo) han tenido.
Quienes protestan lo hacen porque AMLO les parece un presidente indigno de ellos. Porque lo odian. Porque les molesta su tono. Porque no aceptan que haya en el país un presidente que mire por los pobres primero. Les molesta porque habla despacio, y por su acento ¡(¡Imagínese usted un presidente con acento yucateco!). Les revienta porque lo odian. Y ese odio los nubla.
En las patéticas marchas, las pancartas eran puras mentiras: que AMLO es autoritario, que AMLO viola la libertad de expresión, que AMLO está destruyendo al país, que AMLO está destruyendo el sistema de salud en México, etc.
Todas mentiras, todas falsedades. Todo es invento, pero para quienes marcharon eso no importa. Eso es lo de menos. Ellos odian a AMLO y están dispuestos a creer hasta lo más absurdo e ilógico para seguir manteniendo su irracional odio hacia el presidente.
Y como lo odian, y no lo soportan, y para ellos es inadmisible que sea presidente, la única acción viable es que se vaya, que renuncie, que no sea más tiempo mandatario. Por eso dicen “Vete AMLO”, Y por eso afirman: “Fuera López”, y por eso marchan para que el tabasqueño deje de ser Presidente de México.
Esa gente no protesta, sino odia, y eso debe quedar bien claro.
Ellos, los que marchan, piden “libertad de expresión”, pero en realidad lo que hacen es ir contra los principios más básicos de la democracia: la elección libre y el voto de la gran mayoría, como jamás había sucedido. No soportan que AMLO haya ganado, les indigna eso, les molesta, no pueden vivir con eso. Y por ello protestan. Por eso marchan. No aceptan que el país sea libre y democrático, ni que en una elección limpia AMLO haya ganado. Eso no lo aguantan.
Ellos, los que marchan, evidentemente no son los dueños del país. Ni son los que mandan. No son la mafia del poder. Es un conjunto de personas clasemedieras y algunas pudientes, que odian. Odian y vuelven a odiar. Eso sí: son punta de lanza de los que son dueños y quieren recuperar el país. Pero es solamente eso, punta de lanza.
Tienen libertad de expresión, evidentemente. Sin embargo, habrá que tener cuidado; su libertad busca que no haya libertad de los otros, y pretende que la democracia, que la victoria democrática de hace un año, se revierta.
Esa es su apuesta. Y como odian tanto a AMLO, no se dan cuenta que son hoy el grupo más antidemocrático del país.
Hubo, hace unos días, hubo manifestaciones poco concurridas contra AMLO. En Mérida, un grupúsculo de aspirantes a popofes lo hizo. ¡Qué mal se vieron.¡ Ni el 0.1 % de los meridanos. En otros estados fue peor.
Sus motivos son tan esperpénticos que no se entienden. Que porque es autoritario, que porque la economía va mal, que porque no cumple, que porque cumple, que porque no quiere a los niños y “les cancela sus estancias”, que porque odia a las madres, a los enfermos, a los ancianos y a todos, que porque es indigno de ser presidente, que porque no fue a la reunión del G20, que porque es mentiroso, que porque es autoritario, que porque reprime, que porque no reprime, que porque es altanero, que porque no es altanero, que porque tiene vínculos con Donald Trump, que porque no los tiene, etc. y etc. De ese tamaño es la situación.