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Cultura

Día de los Mártires de la Revolución Cubana

Eloísa Carreras Varona

Correo desde la Isla de la Dignidad

El destacado combatiente revolucionario y mártir de la Revolución Cubana Frank País García, nació en la ciudad de Santiago de Cuba, el 7 de diciembre de 1934. Fue el mayor de los tres hermanos varones que tuvo el matrimonio entre el pastor protestante Francisco País Pesqueira y doña Rosario García Calviño, ambos de origen gallego.

Como Doña Rosario quedó viuda muy tempranamente, tuvo que hacerse cargo de su hogar y de la formación que brindó a sus tres hijos; la cual estuvo impregnada de los sagrados valores de la ética, la moral, la virtud y la defensa de la justicia. La educación que Frank, Agustín y Josué recibieron, los convirtió en verdaderos revolucionarios, capaces de enfrentar con hidalguía al régimen tiránico. Al punto que dos de ellos Josué y Frank, desafiaron la dictadura como valiosos combatientes de la clandestinidad y cayeron heroicamente defendiendo los ideales inculcados por su madre. El primero fue el propio Josué, en un enfrentamiento con la policía de Batista del que salió herido y fue rematado el 30 de junio de 1957 y solo un mes después el 30 de julio, asesinaron brutalmente a Frank, quien entonces era jefe de acción y sabotaje del Movimiento 26 de Julio.

Armando siempre recordó con orgullo a Frank, su entrañable hermano de ideales y lucha y, asimismo, con gran satisfacción me contó que, en la madrugada del 26 de julio de 1959 ?el primer 26 de julio después del triunfo de la Revolución? los miembros del Consejo de Ministros del naciente gobierno revolucionario, salieron hacia Santiago de Cuba, con el objetivo de conmemorar el VI Aniversario de la memorable fecha, en el Cuartel Moncada. El encuentro se celebró a las 5:15 de la madrugada, a la misma hora en la que aquel histórico día, habían dado inicio a las acciones del asalto lideradas por Fidel. En aquella simbólica reunión fue aprobada por unanimidad, la propuesta del propio Hart, de declarar y consagrar el día 30 de Julio como el Día de los Mártires de la Revolución Cubana. Para que el pueblo cubano pudiera rendir las honras merecidas a todos los que ofrendaron su vida por la Patria, tal como lo hicieron al caer heroicamente ese mismo día en 1957, Frank País y Raúl Pujols y en 1958 René Ramos Latourt (Daniel).

En homenaje a este 85 Aniversario del natalicio de este cubano bueno, cubano de la estirpe de Mella, Martínez Villena y Guiteras; les entrego el texto que Armando escribió cuando conoció la terrible noticia de que Frank y Raúl Pujols habían sido asesinados. Armando afirmaba que ese espantoso crimen fue uno de los acontecimientos más duros de toda la lucha por la liberación en la década del 50. El trabajo que ahora reproduzco, en aquellos momentos fue publicado en la prensa clandestina que circulaba entonces en el país.

¿Quién era Frank País?

por Armando Hart Dávalos

“La libertad cuesta muy cara y hay que decidirse a pagarla o resignarse a vivir sin ella”, dijo José Martí; eso fue lo primero que vino a mi mente cuando recibí la noticia. Muy caro está pagando Cuba por su libertad. Hombres de su estirpe no nacen todos los días. Contadas veces la naturaleza obsequia a los pueblos con seres semejantes. Su muerte, lo siembra en el corazón de Cuba. Pero su vida lo hubiera hecho mucho más grande. Triste es decirlo para quien sabe lo difícil que resulta encontrar gente así.

Nuestra generación revolucionaria lo sabe bien porque recibió el influjo directo de su personalidad. Oriente, y en especial Santiago de Cuba estarán también de acuerdo en esto porque se sintió lidereada por Frank País, pero, ¡Es necesario que Cuba entera sepa lo que ha perdido! El 30 de julio de 1957 fue asesinado en Santiago de Cuba un cubano de la estirpe de Mella, Martínez Villena o Antonio Guiteras. No era más pequeño, pero como ellos, no pudo ser mayor. Es la tragedia cubana que una y otra vez se repite. Solo en esa dimensión se puede provocar con la muerte el más hermoso movimiento de protesta cívica que recuerda la Historia de estos cinco años.

Cierta vez nos decía: “no hay nada para mí como preparar un curso de Historia de Cuba y luego irlo a explicar hasta entusiasmar a mis alumnos de cuarto grado” (era maestro del colegio “El Salvador”). Un día tuvo que dejar de dar clases de Historia, pues había llegado la hora de hacerla [...]

No sé si era un político con vocación militar o un militar con vocación política. Si sé que para él las palabras disciplina, organización, civismo, libertad tenían un valor sagrado, conjugándose en su mente y en su acción, guardando un magnifico equilibrio. En este joven de 23 años se completaba la síntesis de todas las virtudes revolucionarias.

Poseía una moral y una pureza como pocas he conocido. Tenía a la vez una abierta y sincera vocación de dirigente. Quien hablara dos veces con él sabía que había nacido para mandar. Y mandaba, con moral espartana y noble espíritu de justicia [...] Era “el más limpio y capaz de todos nuestros combatientes” como afirmara el propio Fidel.

La capacidad para la acción era lo que más revelaba su temperamento y carácter, en medio de los hechos este cubano que gustaba de escribir versos y tocaba el piano siempre tuvo bien meditada las consecuencias de sus actos y la mejor manera de reaccionar frente a los acontecimientos.

Yo sentí su grandeza indiscutible desde meses antes del 30 de noviembre. Algún día publicaremos sus cartas, informes y circulares, que hoy se guardan celosamente en el archivo del Movimiento y ello permitirá aquilatar mejor su personalidad.

Supe quién era Frank País más claro aún aquel desolado domingo del 2 de diciembre, cuando no sabíamos si Fidel Castro y decenas de compañeros, se habían hundido en el mar, o habían sido ametrallados por la aviación en medio del Golfo. Recuerdo que vino a interrumpir mi angustia y desesperación con estas palabras: “Mira lo que tengo escrito para las direcciones provinciales y municipales”. […] Porque sabía mandar y que mandar en aquel dramático momento […]

Más tarde cuando fue posible empezar a organizarse para la huelga y centralizar el Movimiento, Frank País se convierte en jefe nato de nuestro grupo de acción, en dirigente de un movimiento revolucionario que merced a sus dotes empezó a vertebrarse más orgánicamente hacia las masas para movilizarla con apropiada técnica de lucha. Sumergido en la clandestinidad fue centro directriz del poderoso movimiento subversivo que tiene a la tiranía al borde del colapso. Anónimamente, conocido sólo en su provincia y en los círculos revolucionarios, fue capaz con una hábil estrategia de combate de ser factor determinante de la lucha contra la tiranía. Frank País desde su escondite en Santiago mandaba en Cuba. […]

Había sido obra suya el estallido insurreccional de 30 de noviembre, la disciplina y organización del 26 de julio fuera de la Sierra y fue creación suya también todas las bases organizacionales del Movimiento. Su obra póstuma fue el paro general que brotó de su cadáver. Es fácil decir: Oriente paró por la emoción. Pero sin una estrategia desenvuelta desde meses antes, y una organización fortalecida por la tenacidad y la inteligencia no hubiera podido canalizarse ese brote emocional. El carácter forjador de esa estrategia y creador de esa organización era Frank País.

Cualquiera que sean las contingencias con que enfrente el destino a nuestra generación, estoy seguro que ante cada obstáculo grande nos acordaremos de Frank. El ya forma parte de nuestra realidad vital como grupo humano que aspira a culminar un ciclo histórico. Y nos exige más que nunca, no solo derribar el obstáculo Batista, sino seguirnos imponiendo a nosotros mismos la disciplina cívica y conciencia democrática que caracterizaron a esta vida ejemplar. La muerte da jefes dijo José Martí y Frank País nos manda a que continuemos preparándonos para hacer prevalecer en Cuba una democracia basada en las más altas virtudes revolucionarias, en la organización del pueblo y en la moral pública de sus gobernantes.

Solo cuando logremos vertebrar hasta su base el pueblo de Cuba en un organismo de permanente esencia colectiva, habrá el 26 de julio superado y vencido todos los obstáculos. Hoy ya tenemos recorrido mucho camino gracias al esfuerzo y la sangre de Frank País y tantos más. El compromiso moral de convertir la emoción despertada por la clarinada del 26 de julio de 1953, en una organización idónea para el combate, ha comenzado a cumplirse. La obligación de culminar esta tarea es lo que nos impone el deber de hoy.

Este era su ideal. Por el murió y por el dijo en carta privada, al ser asesinado su hermano Josué un mes antes: “Tenemos que llegar para hacer justicia.” A lo que yo respondí “Solo haciéndola habremos cumplido.

En una carta a René Ramos Latour, (Daniel), le dije con relación a la muerte de Frank: “la responsabilidad de los que hemos tenido la oportunidad de trabajar junto a él es inmensa”. Y le subrayaba que: “el trabajo clandestino se había enraizado tanto en la conciencia de nuestra generación y del pueblo de Santiago, que su caída hizo estallar como un volcán una serie de fuerzas incontrolables”. Le señalé también que “el poseía tres cosas que no se daban fácilmente: habilidad, exigencia y capacidad para la acción; esto, unido a su refinamiento espiritual, hizo de él un grande de nuestra Historia. Frank poseía un espíritu militar con formación y vocación revolucionarias, como las que Cuba necesitaba para hacer, de aquel gran impulso, algo dirigido y definido”.

Por último le dije a “Daniel”: “Demasiado caro está pagando Cuba por derrocar a esta banda de carniceros. Tenemos que seguir y seguiremos. Hemos seguido. Ojalá que el destino nos permita a todos sus amigos conjuntamente suplir un poco su gran ausencia”.

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