Pilar Faller Menéndez
El verdadero nombre de Edith Piaf fue Edith Giovanna Gassion. Nació en París el 19 de diciembre de 1915, hija de un padre acróbata y una madre que cantaba en un cabaret. Sus primeros años los pasó con su abuela paterna, ya que sus padres se separaron cuando ella era muy pequeña: la madre alcohólica y enferma le otorgó la custodia a su marido quien también era alcohólico. Vivía en una situación precaria, por lo que salía a ganarse un poco de dinero cantando en los cafés y calles de París.
Su vida estuvo marcada por la desdicha, lo que probablemente influyó en su estilo de interpretar que era lírico y desgarrado. Tenía un aspecto desvalido y dado a que su apellido significaba “gorrión”, fue universalmente conocida como Piaf.
Edith quedó embarazada de su primer amor, Louis Dupont, a la edad de 16 años. En 1932 dio a luz una hija, a la cual llama Marcelle, que murió a los dos años de meningitis. Y aunque esta tragedia no pudo superarla, Piaf siguió cantando en los cafés y clubes del barrio de Pigalle, la zona roja del París de esa época.
Una noche, un hombre elegante se paró en la calle a escucharla. Se trataba de Louis Leplée, quien era propietario de uno de los cabarets más conocidos de París, el Gerny’s. Edith fue contratada de inmediato después de una pequeña prueba, el éxito pronto llegó y fue conocida como “Môme Piaf” (pequeño gorrión). Era el año de 1937 y una nueva estrella había nacido: Edith Piaf.
La desdicha volvió a tocar a su puerta, cuando Leplée fue encontrado muerto de un disparo en su cabaret, y Piaf resultó sospechosa del asesinato. La prensa fue implacable con ella y la elitista sociedad parisina le volvió la espalda, por lo que regresó a los barrios bajos de París para cantar en tugurios y llevar una vida desordenada.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Piaf se consagró al convertirse en la musa de los intelectuales del París existencialista, ganándose la admiración incondicional del público. Su amante, un conocido compositor llamado Raymond Asso, la ayudó a sobreponerse y retornó a los grandes escenarios de Francia, Europa y América.
Se hizo amiga de la actriz Marlene Dietrich y se convirtió en la gran dama de la canción francesa, a la vez que ayudaba a los talentos emergentes, como los casos de Charles Aznavour, Georges Moustaki, Yves Montand y Gilbert Bécaud, entre otros. También entabló amistado con intelectuales como Jean Cocteau.
En 1946 viajó a Nueva York donde conoció al que sería el amor de su vida: el boxeador Marcel Cerdan, quien falleció trágicamente al estrellarse el avión donde viajaba, lo que ocasionó que Edith se hundiera en una depresión, la cual superó a base de tranquilizantes y alcohol. Fue en esta época, cuando logró grandes éxitos como La vie en rose y Le trois cloches.
En 1950 colaboró con Charles Aznavour en canciones como Jezébel. Ese año triunfó en el Olympia y seis años más tarde lo haría en Nueva York en el Carnegie Hall. Edith tuvo un accidente que la convirtió adicta a la morfina. Le diagnosticaron muchas enfermedades, y en 1959 se le descubrió un cáncer, motivo por el cual vivió alejada de los escenarios junto a su marido Theo Lambukas.
Fue premiada en junio de 1961 por la Academia Charles Cors por su trayectoria artística. Falleció en Provenza, el 11 de octubre de 1963, a la corta edad de 47 años, víctima de un cáncer hepático. Durante su entierro, el cortejo fúnebre fue seguido por 40 mil personas.
Hizo populares muchas canciones, entre las que se pueden destacar, Mon légionnaire, Je ne regrette rien, La vie en rose, Les amants de Paris, Hymne a l’amour, Mon dieu y Milord. Actuó en las películas French-can can, Étoile sans lumière, Paris, chante toujours. Vivió romances con cantantes como Charles Aznavour, Georges Moustaki e Yves Montand. Durante los últimos años de su vida, escribió su autobiografía, la cual tituló Au bal du chance (El baile de la suerte).