Cultura

Xian Zhang firme sobre el podio orquestal

Pedro de la Hoz

La renovación el año pasado del contrato de la china Xian Zhang al frente de la Orquesta Sinfónica de Nueva Jersey (NJSO) confirmó la excelencia de un desempeño muchas veces invisibilizado en un ámbito artístico donde pocas mujeres ejercen la conducción de agrupaciones instrumentales de prestigio.

Zhang, que comenzó su andadura como titular en 2016, estará ligada a la sinfónica estadounidense durante otros cuatro años, es decir, hasta la temporada 2023-24.

Natural de Dandong, China, cerca de la frontera de China con Corea del Norte, en su hogar vivió la música desde pequeña, pues su padre era luthier (constructor de instrumentos de cuerdas) y la madre pianista. Vino al mundo en momentos difíciles para sus progenitores, debido a que la llamada Revolución Cultural estigmatizó los instrumentos y la música occidental. No obstante, en el piano de la casa, aprendió los fundamentos de la música bajo la guía de mamá.

Cuando los excesos de aquella desviación del maoísmo quedaron atrás, Xian accedió al Conservatorio de Beijing, donde destacó por sus cualidades excepcionales. En la capital china se puso por primera vez al frente de una orquesta en 1993, a la edad de 20 años.

Un lustro después obtuvo una beca para perfeccionar estudios en Estados Unidos, donde cursó un doctorado en Cincinatti y trabajó después por algún tiempo.

El afamado director alemán Lorin Maazel advirtió sus facultades al premiarla en el concurso que lleva su nombre y no dudó en contratarla como una de sus asistentes. Pero Xian quería más y en 2004, en un hecho sin precedentes, logró la plaza de directora asociada de la Filarmónica de Nueva York.

Desde entonces no ha dejado de exhibir altas credenciales. En 2007 debutó con la Opera Nacional Inglesa al frente de la puesta de La boheme, de Puccini; al año siguiente en Alemania con Tosca, también de Puccini, en la Opera de Frankfurt; y la Sinfónica de Milán Giuseppe Verdi le ofreció la titularidad en 2009. Los milaneses tardaron en acostumbrarse a su presencia, ya que nunca antes una mujer había asumido ese papel al frente del colectivo.

Por si fuera poco, en este verano de 2019, Xian añadió una nueva titularidad a su carrera, sin dejar la plaza de Nueva Jersey ni dejar de honrar el puesto que ostenta en la Verdi, donde se hizo tan entrañable que la distinguieron con la condición de Directora Emérita. Acaba de ser nombrada Directora Invitada Principal de la Sinfónica de Melbourne (MSO), en Australia. Ello se hará efectivo a partir de la temporada 2020-2021. La presidenta de la organización Sophie Galaise, al anunciar el fichaje, dijo que con Xian “podremos llevar adelante nuevos y excitantes programas en las salas australianas y en otras partes del mundo donde ella ha desarrollado una impresionante carrera”. De tal modo Xian integrará la triada que sostiene la proyección artística de la MSO, junto al director honorario Sir Andrew Davis y el director residente Benjamin Northley.

Ya se sabe que en la temporada debutante estrenará The Nine, obra de su compatriota Tan Dun, reconocido por el Oscar a la mejor banda sonora por su contribución al filme Tigre y Dragón, de Ang Lee, y autor de celebradas óperas como Marco Polo y El primer emperador, encargada en 2008 por la Metropolitan Opera House de Nueva York con puesta en escena del no menos célebre director de cine Zhang Yimou y los papeles principales en manos del hoy éticamente disminuido Plácido Domingo y Elizabeth Futral.

Entre los compositores más frecuentados por Xian se hallan Prokofiev, Stravinsky, Beethoven, Wagner y el polaco Witold Lutoslawski, pero nunca ha dejado de incluir obras de compositores chinos. De manera muy especial difunde el repertorio de Chen Yi (Guandong, 1953), autora de tres sinfonías y un conjunto apreciable de obras orquestales en las que sobresalen Shuo para orquesta de cuerdas, Rima de fuego, Ge Xu y Si Ji (Cuatro estaciones).

A su compatriota Xian debe uno de los hitos de su carrera, cuando dirigió Momentum (1999), para obtener el doctorado en Cincinatti. En aquella ocasión Xian dijo: “Esta pieza de Chen Yi se basa en el simbolismo chino. Ella está tratando de capturar esta acción o movimiento que cree que existe en el espíritu chino, ya sea en la caligrafía o en tótems muy antiguos. Si conoces la caligrafía china, verás que todo está en movimiento, y eso lo traduce con el trabajo de la percusión y los instrumentos de viento metal”.