Síguenos

Cultura

Nonsense

Fernando Muñoz Castillo

Deja atrás las penas y los pesares, sólo así podrás decir la verdad.

Una de las formas literarias del humor inglés, es el nonsense, casi olvidado el día de hoy, aunque sigamos leyendo a uno de los grandes patriarcas de él: Lewis Carroll (Charles Lutwidge Dodgson 1832-1897), matemático, filósofo, fotógrafo, diácono anglicano y escritor del siglo XIX.

Seguimos leyendo las aventuras de Alicia, y realmente pocos conocen sus otros libros, los de poemas, filosofía, cuentos, en los que nos encontramos con un pensador con mucho sentido del humor.

Humor para pensantes, como lo eran o se pretendía que fueran los occidentales, desde su infancia hasta su adultez.

Algo que en la educación contemporánea se ha perdido y desviado hacia el ser humano prototipo de la mediocracia necesaria y a favor de unos cuantos que explotan a las mayorías de humanos del mundo contemporáneo, a través de jueguitos pueriles que los pierden y alejan cada día más del placer de pensar y ser seres humanos producto del hombre renacentista.

La cultura y el arte actual están más enfocados a la banalidad y confusión de conceptos con modas e imágenes que manipulan creando estéticas de miseria, casi casi al estilo del Medioevo, o algo peor, porque al menos en esa etapa de la humanidad, se tenía conciencia de que la educación y el conocimiento estaban en manos de un pequeño grupo de elegidos que tenían la posibilidad de rebelarse y volverse trashumantes y solitarios en los senderos de los caminos conocidos o desconocidos en ese tiempo.

En estos momentos, todos creemos saber a dónde vamos, pero si nos detenemos y razonamos este concepto, nos percatamos de que no lo sabemos a ciencia cierta.

Tomamos todo, pero para desecharlo y excluirlo con prepotencia, a diferencia de los griegos, romanos y mayas quienes no temían al otro, no lo veían como un enemigo sino como alguien que podía enriquecerlos.

Existe una gran diferencia entre saber de todo superficialmente a comprometerse con el conocimiento y sus consecuencias.

He aquí el pecado del conocimiento.

Cuando se sabe, es inevitable cambiar conductas para poder mirar más libremente el horizonte, teniendo en cuenta de que no podremos atraparlo en su totalidad.

Tal vez esto es lo que nos enseña Alicia en cada una de sus aventuras, que son muchas, porque le saltan a cada paso de su camino que no está precisamente lleno de certezas.

Pues aunque el conejo llegue primero que la tortuga a la meta, si ésta sale unos segundos antes, en el espacio y el tiempo, siempre habrá salido primero que el conejo y por lo tanto…podremos encontrarnos con que vamos de caza tras un personaje que nadie conoce pero que todos hablan de él y de la necesidad de cazarlo.

Siguiente noticia

Nuevo libro de relatos y cuentos del profesor Adolfo Góngora López: Luz y sombra en el camino