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Cultura

Nuevo libro de relatos y cuentos del profesor Adolfo Góngora López: Luz y sombra en el camino

Conrado Roche Reyes

Recibí hace unos días un hermoso y muy bien presentado libro del estimado profesor Adolfo Góngora López, con el sugestivo título de Luz y sombra en el camino. Se trata de una serie de cuentos de muy buena factura, y de amable y comprensiva trama. Nada de dobleces literarios en los textos. El profesor Góngora sin, por supuesto, saltarse de ninguna manera las leyes de la preceptiva literaria, pero, como antes dijimos, con un fluido y coloquial lenguaje.

El libro nos captura desde la primera línea, y lo consolida mediante el logro de un primer párrafo de sólida raigambre y perspectivas de desarrollo anecdótico. Y al ser muy buenos todos los cuentos contenidos en el libro, se propician momentos intensos, singulares, privilegiados, que no se da en otras circunstancias, y que se expanden, de manera tal, que ocasionan una abertura, una revelación, una breve toma de conciencia sobre algo, una misteriosa sabiduría antes inexistente.

Su relato –y aquí me refiero a todo el volumen de los cuentos– suele reconocerse en su estilo tanto como en su contenido, porque ambos se funden en la pluma del autor, el profesor Adolfo, para volverse inseparables. y es que la historia va siendo contada de manera óptima.

Gran parte de lo interesante de Luz y sombra en el camino estriba en haber sabido escoger a un narrador (o a varios) adecuado, ya que su muy particular punto de vista, su forma de relatar, el escoger determinados hechos y detalles y no de otros, es fundamental en la composición de los cuentos..

Mezcla singularmente cierta emotividad condensada; ingenio, dominio del lenguaje, depurado oficio narrativo y un manejo diestro de determinadas técnicas. No se trata simplemente de la habilidad para contar una historia, por más interesante que pueda ser, a menudo es más importante el saber contarla que lo que se cuenta, ya que el ordenamiento de las escenas, la capacidad de crear una cierta ambientación o atmósfera cuando el contexto en que ocurren los hechos es importante, contribuyen significativamente a que esa historia sea no sólo creíble sino, además, más amena y diversificada.

En todo caso, por supuesto, existe cierta densidad, sustancia, singularidad y desafío, tanto en los hechos narrados como en la personalidad o conducta de sus personajes. Esto es, en esencia, lo que consigue el profesor Góngora López, ya que la materia prima de sus personajes destila las alegrías, temores, éxitos y fracasos propios de la vida misma, pero haciéndolo de manera original –y por tanto inesperada–, y sin embargo convincente.

Felicidades, maestro, y esperamos su próximo libro. Como es mi costumbre, transcribo a continuación la dedicatoria conducente: “Con el debido respeto, para el escritor y periodista amigo don Conrado Roche Reyes. Rúbrica”

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