Luis Carlos Coto Mederos1179Tema: Vida y muerteRigoberto Rizo vs Jesús Chávez
Rigoberto Rizo:
Es la vida, portadora
de un continuo movimiento,
alegría y sufrimiento,
máscara que ríe y llora.
Es la fuerza genitora,
el germen, la floración
que vive desde el embrión,
y por música le han dado
el latido acompasado
del humano corazón.
Jesús Chávez:
Es la muerte, negación,
silencio eterno, misterio
que tiene en un cementerio
su respetada mansión.
Es para la creación
un impenetrable arcano;
es mandato soberano
que todo lo finaliza,
porque la caracteriza
una guadaña en la mano.
Rigoberto Rizo:
Es la vida, bailarina
alocada en un salón,
que a las notas del danzón
en breve tiempo termina.
Diosa coqueta y divina,
que después que nos halaga,
se aleja voluble y vaga
y en un abismo se arroja,
flor que nace y se deshoja,
luz que ilumina y se apaga.
Jesús Chávez:
Es la muerte inexorable,
que con destructora mano
le hace saber al humano
que no es más que un miserable.
Que nada es interminable,
que la vida es limitada
y que la más elevada
torre que deslumbre al mundo
es un abismo profundo,
humo, polvo, nieve y nada.
Rigoberto Rizo:
Es la vida una quimera,
y es el edén, y el infierno:
un otoño y un invierno
siguen a la primavera.
Castillo que a la primera
ventolera se derrumba,
indescifrable balumba,
ineluctable destino
del que atraviesa el camino
que hay de la cuna a la tumba.
Jesús Chávez:
Muerte, diosa funeral
que con una mano pálida
le robó a la vida cálida
su calor espiritual.
Y cuando el manto fatal
de su presencia se ve,
el hombre más sabio que
bien analiza y predice,
cierra los ojos y dice:
“¡Oh, muerte, yo nada sé!”
Controversias Radiales 4Cantar por temas1180Tema: Año NuevoJusto Vega:
Son las doce de la noche
y al rumor de la primera
campanada, Cuba entera
de alegría es un derroche…
entretanto pasa el coche
invisible de la edad
por sobre la humanidad,
llevándose el año anciano
a perderse en el arcano
de la oscura eternidad.
Y al perderse la postrera
campanada de las doce,
entre el anhelo y el goce
que florece por doquiera,
aparece una hechicera
claridad por lontananza
¡el año nuevo! que avanza
como un niño sonrosado
envuelto en el delicado
ropaje de la esperanza.
A su llegada se siente
un inmenso clamoreo
del mundo, cuyo deseo
se manifiesta vehemente.
¿Quién no espera en el presente
año nuevo realizar
su ilusión y penetrar
por la puerta del poder
en el mundo del placer
y sus dichas disfrutar?
Yo le ruego a Dios que traiga
la ventura apetecida;
que en los campos de la vida
el árbol del bien arraiga.
Que la esperanza no caiga
en el desaliento, inerte;
que el hombre animoso y fuerte
ande con pasos seguros
para resistir los duros
empellones de la suerte.
Que traiga como fecundo
manantial de linfa clara
bálsamo y ternura para
todas las penas del mundo.
Que cese el odio iracundo
en el ámbito social,
y que florezca el rosal
de la unión benefactora
bajo la luz protectora
de la paz universal.
Que el hombre tras de bregar
pueda obtener con halago,
de sus labores en pago
el sustento de su hogar.
Que al fin se logre mirar
como en un eterno abril,
florido el patrio pensil
que destrozaron los cuervos
fatídicos y protervos
de la discordia civil.