El Congreso de Yucatán ha decidido honrar a Gabriel Ramírez Aznar con la Medalla de Honor Héctor Victoria Aguilar. El pintor, artista gráfico e historiador ha vivido en Mérida desde siempre, salvo cuando encontró a sus contemporáneos de La Ruptura instalados en la Zona Rosa de la capital, territorio libre de la Escuela Mexicana de Pintura, como lugar de las galerías abiertas a las novedades abstractas, geométricas y lejanamente figurativas. No se integró al grupo de innovadores ni frecuentó a José Luis Cuevas. Ahora se sabe, a raíz de la muerte de José Gómez Sicre en Washington de sus amores, los alcances registrados en su archivo consultado por el periodista mexicano Alejandro Hernández, autor del artículo “El Inventor de Cuevas”, publicado en Excélsior el 6 de julio de 2016. Aparecieron las cartas entrecruzadas donde Cuevas comunica la presión de Fernando Benítez para publicar el Cuevario, en realidad alimentado por los textos del promotor del expresionismo abstracto, “arma de la Guerra Fría” como lo llamaron Eva y James Cockroft. Se trataba de exaltar al abstraccionismo como opuesto a la “cortina de nopal”, como práctica de la libertad creadora individualista, en todo distinta a las articulaciones estéticas con el nacionalismo antiimperialista declarado anacrónico y en realidad peligroso para el Imperio hostil a la Revolución Cubana y sus resonancias americanas. Cuevas, en especial, fue construido como ariete con una campaña de entrevistas, exposiciones, coloquios y performances favorecidos por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, presidido por Nelson Rockefeller, funcionario del gobierno yanqui y por el FBI, la OEA y la CIA, patrocinadora, por ejemplo, de la Revista Mundo Nuevo. Una campaña de desprestigio constante ataca a la Escuela Mexicana de Pintura, al Taller de Gráfica Popular y a las consecuencias de la Revolución Cubana realizada por los revolucionarios que subieron a la Sierra con Martí y bajaron triunfantes acompañándolo por Marx y Lenin. Gabriel Ramírez no se prestó a servir a la contrarrevolución y emprendió su camino propio con cuadros de gran formato de formas articuladas de colores cuidadosamente contrastados hasta construir luminosos espacios de gran belleza.
A la par, Gabriel Ramírez se hizo un historiador de la cinematografía en Yucatán con resultados publicados como contribución a la dialéctica entre el centro económico-político y la periferia del México tenazmente centralista y colonialista en la cuestión cultural. Con Hernán Menéndez Rodríguez colaboró para hacer El Unicornio, suplemento cultural ejemplar del Diario Por Esto!, para dar a conocer autores yucatecos, problemas tratados por serios estudiosos y la dimensión estética de dentro y de fuera. Gabriel Ramírez ocupó la página dos con dibujos con líneas gruesas a manera de rayones cruzados para retratar a artistas insignes incluyendo alguna de sus frases característica con una caligrafía de acuerdo con los trazos expresionistas. En páginas interiores del suplemento cultural de los domingos, publicó acercamientos a los retratados con un asombroso conocimiento de vidas, obras, territorios, situaciones, dicho todo con una prosa clara y sin desperdicios. A veces, como en el caso de Dostoievski, la plana completa resultaba insuficiente, por lo que había que recurrir al continuará con todo el rigor necesario de los editores y el autor. Nombres, frase identitaria, rayones constructores del retrato en unidad expresionista, lo mismo homenajearon a escritores que a cineastas como Visconti y músicos como Charles Yves, explicados con profundidad y erudición sorprendente para elegir los significantes precisos, todo con una prosa clara, un título interpelador y humor del bueno.
Premio Nacional merece Gabriel Ramírez, aunque es bueno ser reconocido en su tierra poco después de la excelente exposición de los retratos de cineastas en la Cineteca Nacional. La Sala Permanente con sus pinturas en el principal Museo de Arte Moderno de Mérida es justa y necesaria mientras se llega el día del reconocimiento nacional a un ejemplar trabajador de la praxis estética enriquecida con sus aportaciones.