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Cultura

El siglo de las mujeres

El peor error que cometieron en la función a la que asistí, fue abrir un diálogo o como se le dice ahorita; un conversatorio. Sin pensar que no es lo mismo hacer este conversatorio en secundarias y preparatorias a realizarlo con el público que acostumbra asistir a las obras de teatro que se representan en La Rendija, que mayoritariamente es un público ilustrado y con criterio progresista, la mayoría de las veces.

Se les escapó de las manos y desperdiciaron un momento maravilloso para que el público debatiera entre sí y cada quien marcara sus posturas y posturas ideológicas. Pero no lo previeron y eso exasperó a la joven actriz Liliana HeSant, portándose grosera y prepotente, demostrando su inmadurez, grosería, mala educación e ignorancia.

Y la mayoría de las mujeres jóvenes que hablaron demostraron lo mismo. Cómo podemos decir que pertenecemos a un movimiento del que carecemos de la más básica información.

Estimada Raquel, creo que es hora de que hagas una revisión de tu dramaturgia, que estuvo bien para 2016, pero que en 4 años ha sido rebasada por la realidad, y si ahondas más en los personajes femeninos de los que hablas, tal vez dimensiones el feminicidio de Felipa Poot, al decir que estaba embarazada.

Sacudiéndonos como público, para lograr entender la magnitud de lo que yo considero, tal vez estoy equivocado, un genocidio.

Así como explicar todo lo que tuvo que “soportar” Elvia Carrillo a través de su vida por su postura política e ideológica, comenzando con su propia familia meridana, y extendiéndose al resto de nuestra población yucateca; sumando el golpe sufrido en San Luis Potosí, cuando no le reconocen su triunfo de elección popular, así como la deleznable acción de Tata Lázaro para con ella y otras mujeres y hombres a quienes les otorga una medalla por su participación en el movimiento revolucionario, pero que significó la exclusión del naciente PRI.

Es más importante, leer ciertos poemas de Beatriz Peniche de Ponce, en donde se ve la frustración de una mujer pensante que no es entendida por su amado amante/marido. O profundizar en la soledad de ese resabio: Mujer que sabe latín, no tiene marido, ni tiene buen fin. Como se llamó la compilación que hizo Sepsetentas de la obra de Rosario Castellanos.

Es importante una revisión de tu texto, un nuevo retejido “de acciones, monólogos, diálogos (…) que abordan la inequidad, la discriminación de la mujer, las tradiciones y costumbres y las luchas desde perspectivas locales, regionales, nacionales y mundiales” y realmente hablar de “los avances y logros, a partir del Primer Congreso Feminista en Yucatán y en México (1916)”, como notas en tu programa de mano.

Visibiliza realmente a esas grandes luchadoras que quieres vindicar.

Y no olvides que el camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones.

II y última

Por Fernando Muñoz Castillo

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