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Cultura

Teatro entre amigos. El ideal de Luis Armando Trejo Cardós, pionero del teatro en Yucatán

Conrado Roche Reyes

Si existió alguien que en realidad hizo cosas importantes para el teatro en Yucatán, es referente obligado el director, formador y actor Luis Armando Trejo Cardós. El es el forjador de la máxima generación de actores y directores a partir de la década de 1950. Nombres que hasta hoy son recordados, como Eglé Mendiburu, Conchy y Nancy Roche, Willy Paredes, doña Chela Buchanan, Jose Antonio López Lavalle, doña Anita Gómory, Luis Vázquez, Eric Renato Aguilar, Rafael Combaluzier, Carmen González y otros muchos más que escapan a la memoria. Fundador del inolvidable grupo teatral Unidad Artística Universitaria (UAU), Luis Armando trabajó toda su vida en nuestra querida universidad, Rubén Chacón, Basilio Llanes y Leticia Llanes, en fin.

Al igual que no me gusta utilizar el currículo como respuesta a preguntas que nada tienen que ver con el tema, tampoco termino mirándome aportando citas de otros. Siempre lo he hecho, pero de un tiempo acá me siento pedante.

Este periódico me permite ser pedante a ratos, me ayuda a reconciliarme con mis palabras. Al grano.

Los teatreros, en especial los directores, preguntan: “¿Para qué hacemos teatro?”

Mil respuestas me vienen a la cabeza al escucharla en cierta ocasión. La respuesta: Será para estar juntos.

Cada día que pasaba, cada proyecto sedimentaba algo diferente. Confirmas o desmientes. Te animas o quieres renunciar –hablan los teatreros–. Hay veces que haces teatro para trabajar y hay veces que trabajas para hacer teatro.

“Esta profesión está muy bien hecha”, me decía un amigo mío. Cambiar de elenco y de proyecto cada equis tiempo –así era Luis Armando–, porque si no, los acabas matando a todos. Tiene principio y fin.

Las personas que nos rodean cambian. Aún así, cada vez que afronto un proyecto, la pregunta se repite: “¿Quién está en el elenco?”, “¿Los conozco?”

El teatro es con amigos o haces amigos en él. A veces son temporales porque el ser humano es así, intenta ser agradable con el mundo que le rodea. Intenta allanarse el camino que tiene que recorrer y es mejor que tus compañeros de viaje sean gente con la que te sea llevadero el seguir adelante. En cambio, cuando encuentras confidentes, la cosa cambia.

He oído decir y he dicho, que lo importante del teatro es el licor después de la función. Es ahí donde si se hace con amigos, celebran el teatro. Es una visión simplista del tema, aún así, el pretexto de una función para la gente que piensa y habla entre ella, aunque se aleja de lo poético, acerca a lo romántico.

Seguro y lo sabemos, hay grandes oficinas donde se decide la programación más o menos acertada de los teatros. El significado es el mismo que en la política. Teatro de amigotes nada tiene que ver con el teatro entre amigos y teatro entre colegas.

Uno es un fraude por su falta de honestidad. Otro lo es también por su falta de profesionalismo. En cambio, hay cierta materia prima que requiere que se recolecte con las manos de la amistad. La línea es fina y hay que tener cuidado de no caer en las otras vertientes.

Querer estar juntos es un acto más humano que querer ver o hacer teatro. No es fácil encontrar un lugar donde reunirse. Y no es tan fácil encontrar un lugar donde compartir.

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