Juan Diego Casanova Medina
Las malas lenguas, -nunca faltan- no reconocen el triunfo de México sobre Estados Unidos en entradas extras, con el que selló el boleto a los Juegos Olímpicos, máxima justa deportiva a la que asistirá por primera vez en la historia del béisbol mexicano. Su principal argumento es que el seleccionado azteca presentó un equipo con la mitad de jugadores mexicanos y la otra mitad con peloteros con doble nacionalidad.
Que también ganaron a una selección colegial del vecino país del norte que no llevó a sus estrellas, y que si por esto y que si por aquello, no están conformes. En lugar de lanzar parabienes a los jugadores por la hazaña conseguida, de compartir el éxito que todos los mexicanos estamos disfrutando, se dedican a despotricar y a menospreciar el logro alcanzado.
Lo que ignora esa clase de gente es que el reglamento lo permite y si no se está cometiendo alguna irregularidad a ningún precepto que establece el sistema de competencia, es válido incluir jugadores que cumplen con esos requisitos. Como diría Don Quijote a su fiel escudero: “Ladran, Sancho…seguimos cabalgando”…
Pero más allá del histórico boleto, lo que viene para el conjunto Tricolor requiere de un profundo análisis para determinar si la escuadra mexicana que calificó a los Juegos Olímpicos se mantendrá con la misma base de jugadores o se realizarán cambios para conformar una selección con auténticos “caballos” para pelear las medallas.
¡Aún hay más!, como diría Raúl Velasco en “Siempre en domingo”. Los Juegos Olímpicos se realizan en el verano a finales del mes de julio y la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) está en la recta final de su Temporada.
La gran interrogante es si los equipos estarán dispuestos a prestar a sus jugadores que así lo requieran las autoridades del béisbol en nuestro país (Federación Mexicana de Béisbol, Probeis, LMB y Liga Mexicana del Pacífico) en aras de armar un equipo competitivo, privilegiando el sentido patriótico, nacional, o se enfocarán en atender los asuntos propios de sus conjuntos.
Algunos equipos si colaboran, hay que decirlo, otros levantan la mano pero a la hora de la verdad se echan para atrás porque se aferran más a sus intereses particulares que a los del colectivo nacional.
Para lograr el objetivo de las medallas, se requiere la unidad y compromiso de todas las organizaciones para conformar un equipo altamente competitivo y sumar esfuerzos para multiplicar los resultados.
En caso de que los equipos se sumen para aportar jugadores a la Selección Nacional, la corresponsabilidad de la LMB a esa acción sería suspender durante dos semas la temporada y reanudar el campeonato al término de la participación azteca en Tokio 2020. Los altos mandos del circuito veraniego tienen la última palabra.
Ya mencionamos lo que se requiere para ir al país asiático, no de “shoping” sino para competir, para pelear por las medallas, pero falta el líder que dirigirá al equipo Tricolor y de acuerdo a información oficial, Juan Gabriel Castro se mantendrá al frente.
El propio timonel, originario de Los Mochis, Sinaloa, ha externado en redes sociales que estará en Tokio con el conjunto mexicano.
Sin embargo, Juan Gabriel Castro fue firmado recientemente por los Filis de Filadelfia y será parte del cuerpo técnico con Joe Girardi al frente, quien “bateó” a la Selección de Estados Unidos para dirigir un equipo en el Bigshow.
Juan Gabriel Castro se encuentra entre la espada y la pared, ya que la oportunidad de regresar a Grandes Ligas llega en un momento inmejorable pero sería muy arriesgado poner en juego su chamba en el béisbol de Estados Unidos por dirigir a México en Tokio 2020.
He ahí el dilema para Juan Gabriel Castro, decidir por su futuro inmediato: ¿México o Filadelfia? Al tiempo.