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Entretenimiento / Virales

Hijos de Dios por gracia y bendición de la Santísima Cruz durante toda la vida y, en especial, el día 3 de mayo

Antropólogo Jorge Franco Cáceres

Introducción

Fuera y dentro de la zona maya de Quintana Roo hay muchos grupos religiosos que pretenden ser cristianos perfectos por acciones y recompensas, para los que el mensaje de Dios es pretexto ordinario de reyerta entre sus denominaciones.

Lejos de esas contiendas de presagios inciertos en los espacios públicos, la Iglesia Maya de la Santísima Cruz enseña a los creyentes macehuales que solo es posible acceder a la sabiduría divina y la vida eterna desde la creencia religiosa de esta organización comunitaria.

En pocas palabras, la fe cruciana de los campesinos mayas comparte al mundo contemporáneo que los verdaderos creyentes –que no son los cristianos ponderados por dinero, fama y poder–, tienen que ser Hijos de Dios por gracia y bendición de la Santísima Cruz durante toda la vida y, en especial, el día 3 de mayo.

La Iglesia Maya

de la Santísima Cruz

y las Iglesias de Cristo

Las denominaciones que pretenden ser de cristianos perfectos, a pesar del rechazo a la sabiduría divina detrás de la Santa Cruz, son conocidas como Iglesias de Cristo en la mayor parte del mundo occidental. Este término, que es bastante común entre iglesias reformadas o restauradas, intenta denotar su obsesivo deseo de pertenecer a la verdadera religión, es decir, aquella que sus líderes pregonan que Cristo siguió en nombre de la verdad y la justicia para el pueblo elegido de Dios.

A decir verdad, mientras las congregaciones de “cristianos perfectos” insisten en que los creyentes fueron llamados “cristianos” en la Biblia: “discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” (Hechos 11:26. I); “pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence” (Pedro 4:16), etc., los hijos de la Iglesia de la Santísima Cruz rechazan que el mismo Cristo haya dispuesto que sus discípulos fueran llamados de este modo u otro modo a partir de su nombre, ya que Dios solo insistió que relucieran en la fe por asumir el mensaje divino en la misma muerte.

Por otro lado, viendo que los presuntos cristianos están tratando de emular a Cristo en sus hazañas temporales y espirituales desde las doctrinas que instruyen sus líderes, la Iglesia Maya aconseja que solo el mensaje divino de la Santa Cruz sea guía espiritual para regir a los hijos de Dios en las cuestiones de la fe. En consecuencia, instruyen los sacerdotes y los profetas mayas que sin oración responsable y sin compromiso con la sabiduría y la justicia de Dios, toda escritura heredada por los hombres –preténdase o no de inspiración divina–, solo sirve para argumentar contra imperfecciones humanas, es decir, no acredita para corregir pasiones mundanas, y tampoco es útil para instruir sobre la vida eterna.

Comparten los creyentes macehuales que todo hombre –preténdase cristiano perfecto de cualquier denominación u otra cosa–, será castigado o reconocido después de la muerte por dos misterios: 1) por el camino que siguió el mundo, y 2) por la forma en que se inclinó ante Dios. Indican también que no hay principios morales de Cristo que sean verdades absolutas para ellos al margen del mensaje de la Santísima Cruz.

Resuelven así que, más allá de los continuos empeños de las iglesias de Cristo para acercarse a los campesinos mayas, los macehuales crucianos no comparten que ninguna de estas estructuras religiosas sea la iglesia de Dios (I Corintios 1:2), el cuerpo de Cristo (I Corintios 12:27), o la familia de la fe (Gálatas 6:10). A decir muy suyo, la muerte de Jesucristo en la cruz no ocurrió para la expiación mágica de nuestros pecados –como pretenden sacerdotes y ministros cristianos en sus sacramentos penitenciarios–, sino para seguirlo en su camino hacia Dios en su mensaje de muerte y resurrección.

El mensaje de la Santa Cruz por encima de pasiones y poderes cristianos

¿Quiénes son los seguidores de las congregaciones religiosas que pretenden ser cristianos perfectos ante los mismos macehuales sin asumir el mensaje divino de la Santísima Cruz?

Los campesinos macehuales de la Iglesia Maya creen en el mensaje de la Santa Cruz, pero consideran también que las Escrituras deben ser parte la fe cruciana. Destacan, además, en sus convivencias religiosas que la palabra profética es la única capaz de precisar al pueblo elegido de Dios los significados ocultos detrás de los testimonios escritos de la Biblia.

En consecuencia, revelan que los “cristianos perfectos” no tienen credo de aliento divino, sino pasiones humanas y poderes temporales que se pretenden suficientes por invocar el nombre de Cristo. Hacen notar, incluso, que aquí se encuentra el engaño con que sucumben a sus doctrinas erróneas, ya que estas mismas les prohíben aceptar la verdad y la justicia del mensaje de la Santa Cruz.

Finalmente, a diferencia de las iglesias de Cristo que abogan por la restauración completa del cristianismo apostólico o por la reforma de los cuerpos religiosos existentes, la Iglesia Maya comparte que la fe cruciana solo se encuentra al seno de la iglesia primitiva, misma que solo puede ser a partir de la vida comunitaria y con el sacrificio personal del mensaje divino que impuso a Cristo el peso de su cruz.

En pocas palabras, si bien es absoluta la verdad de la Santísima Cruz para los macehuales crucianos, esta solo se convierte en mensaje eterno de salvación de los hijos de Dios cuando es reconocida con toda humildad y seguida en forma libre durante toda la vida y, en forma especial, el día 3 de mayo.

La sustancia espiritual eterna e ineludible para ser verdadero hijo de Dios

Cuando se visita alguna de las iglesias mayas de la Santísima Cruz en el este-centro del estado de Quintana Roo, se encuentra que los campesinos macehuales adoran a Dios con la humildad y la libertad que la misma divinidad pidió a Cristo como verdadero creyente.

Esto sucede así porque los mayas crucianos no se creen cristianos perfectos, sino los Hijos de Dios que comparten con él el sentido de vida que enfrenta la muerte en la cruz, para alcanzar la justicia divina y la vida eterna.

Ser cruciano es, así, la sustancia divina, la virtud espiritual que tributamos el 3 de mayo, ya que es el principio y el fin del don eterno e indispensable para ser verdadero Hijo de Dios al seno de la Iglesia Maya.

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