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Internacional

El ocaso de la UE

Alfredo García

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Día triste para los europeos. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, certificó el fracaso de la Unión Europea (UE), al anunciar la aprobación del Acuerdo sobre el Brexit. “Es un momento triste y es una tragedia”, declaró consternado Juncker para seguidamente advertir: “Este es el mejor acuerdo posible y el único posible”, previendo los escollos en contra del acuerdo que todavía persisten en Reino Unido.

Después de varios días de suspenso por la amenaza de veto del presidente español, Pedro Sánchez, por considerar inaceptable que el texto del acuerdo incluyera automáticamente la colonia británica de Gibraltar, territorio español, cuya soberanía reclama Madrid, en cualquier futura negociación de Reino Unido con la UE. Tras una solución de última hora que superó la crisis de la histórica cumbre, el presidente español logró incorporar anexo al acuerdo, una declaración de las instituciones comunitarias consagrando el derecho de veto español sobre cualquier negociación futura del Reino Unido sobre Gibraltar. Al final de la cumbre, un satisfecho Sánchez declaró: “Con el Brexit perdemos todos, especialmente Reino Unido, pero en relación con Gibraltar, España gana”.

En sólo 25 minutos, la cumbre de Bruselas, calificada falsamente como una de las reuniones más rápidas celebradas (todas las cumbres son negociadas con mucha anticipación, la del Brexit duró 20 meses), aprobó el polémico acuerdo junto a declaraciones de los 27 miembros de la UE satisfaciendo las pendientes peticiones de Francia sobre “pesca”, de Holanda sobre el “período transitorio” y de Polonia sobre el “reparto de los compromisos ambientales”, además del hueso duro de roer de España sobre Gibraltar.

La mayor atención durante la cumbre recayó en la primera ministra británica, Theresa May, por su audacia política para liderar la escisión del sueño comunitario y apostar a un incierto futuro proteccionista y aislacionista pleno de incertidumbre. “Es un día histórico que deja sensaciones encontradas de tristeza y de alivio”, resumió la canciller alemana, Angela Merkel. “¿Comparte la tristeza de Merkel?”, preguntó a May tras la cumbre un periodista: “No”, respondió con determinación. “Entiendo que se produzca ese sentimiento dentro y fuera de Reino Unido, pero ahora toca pasar página”, añadió May con la fría flema que caracteriza a los británicos.

Si para los 27 jefes de Estados miembros de la UE, la adopción del acuerdo pone fin a un tenso período de negociaciones, para la primera ministra británica comienza la más difícil etapa del proceso Brexit, cuando el Parlamento británico vote el próximo 12 de diciembre el acuerdo aprobado en la cumbre de Bruselas. May necesita una mayoría simple de los 650 escaños de la Cámara de los Comunes para aprobar el acuerdo.

Trascendió que parlamentarios conservadores, junto a euroescépticos, laboristas y unionistas norirlandeses, han anunciado su rechazo al acuerdo. May apeló a los electores para que ejerzan presión sobre los diputados en favor del SI: “Será una de las votaciones más relevantes de las últimas décadas y deberán decidir si avanzamos todos juntos o entramos en un nuevo período de división e incertidumbre”, advirtió May. Con el fin de ganar diputados, el Ejecutivo británico ha ofrecido modificaciones de leyes que beneficien a los electores de los legisladores indecisos y hasta títulos honoríficos.

Por su parte los adversarios del Brexit, convencidos de su derrota en el Parlamento, trabajan para alterar el acuerdo una vez sea rechazado, según reportó el periódico, The Sunday Telegraph, mientras otros impulsan una moción de censura que destituya a May para elegir un nuevo líder conservador que renegocie el acuerdo o forzar un segundo referendo sobre Brexit.

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