NUEVA YORK, estados Unidos, 23 de diciembre (AP).- Cuando sacaron el nombre Trump de otro edificio de Manhattan hace unos meses, fue la cúspide de unas malas semanas en los negocios del presidente.
Los centros de golf de Donald Trump en Escocia habían publicado millones de dólares en pérdidas, uno de sus hoteles en Panamá se había rebautizado como Marriott y la fiscalía de Nueva York anunciaba que investigaba cómo evitó pagar decenas de millones de dólares en impuestos.
Todo eso, junto con los iracundos tuits del presidente y el sinfín de titulares sobre los escándalos de su gobierno, hizo que Gary Barrett finalmente perdiera esperanzas de sacar ganancias de un departamento que compró como inversión en una torre Trump en Las Vegas.
“La gente con suficiente dinero para comprar estas unidades parece alejarse del nombre Trump”, dijo Barrett, un ejecutivo técnico de Austin, Texas. Calificó la tendencia como “el efecto Trump”.
Desde tarifas para jugar golf hasta precios de condominios, diversas cifras financieras indican que los negocios Trump van en picada en los primeros dos años de la presidencia. A pesar de que Trump mantiene su base incondicional de nacionalistas, otro grupo que antes le era afín se está distanciando: los acaudalados que hacían negocios con él.