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Internacional

No ejerce como presidente, pero canta muy bien

Zheger Hay Harb

El presidente Iván Duque no levanta cabeza; le han fracasado todos sus intentos para gobernar pero ha dado buenas muestras de ser un artista por lo menos mediocre y un jugador de fútbol pasable.

Su método de gobierno parece ser al igual que se hace con los carros, el de medir el aceite al pueblo colombiano: lanza una propuesta radical a ver cómo reacciona y a partir de ahí la va modificando poco a poco o la retira según sea la respuesta.

Así ha ocurrido con la propuesta de reforma tributaria. Luego de que en la campaña a la presidencia juró que no aumentaría los impuestos y que en cambio subiría el salario, presentó la “ley de financiamiento del Estado” -nombre eufemístico del proyecto - que incluía grabar con IVA la canasta familiar, aumentar las exenciones a los más ricos y no grabar sus dividendos ni los giros de éstos al exterior, no tocar siquiera la descarada ausencia de tributación del latifundio e imponer un impuesto del 19% a los contratos de prestación de servicios de los trabajadores independientes.

Cuando se dieron cuenta él y su jefe Álvaro Uribe de que ningún político en campaña para las elecciones de gobernadores y alcaldes del año entrante podía suicidarse apoyando semejante puñalada a la clase media y que las protestas de los sindicatos y estudiantes se estaban volviendo inmanejables, salió, antes que nadie el ex presidente, jefe del partido de gobierno, el Centro Democrático a decir que su partido no apoyaría jamás afectar con IVA el consumo de los más humildes y el presidente, presuroso, la retiró.

Igual ocurre con los estudiantes, que llevan dos meses continuos de marchas pidiendo más presupuesto para la educación pública: los sabotearon, como ya se ha demostrado en videos donde aparecen, junto a la fuerza pública, encapuchados que desarrollaron acciones violentas. El presidente y su ministra de educación dieron un rotundo no a los cuatro billones que piden para inversión y funcionamiento de las entidades educativas.

Luego del paro nacional convocado por trabajadores, estudiantes, gremios y organizaciones independientes, pasó de la negativa radical del comienzo a una propuesta de asignar, provenientes de las Regalías de la nación, dos billones de pesos de los cuatro que piden los estudiantes. Lo cual, desde luego, no colma las expectativas.

En el profundo hueco de corrupción en que parece sumido el fiscal general, el ministro de Defensa salió de inmediato a respaldarlo y Uribe asumió su defensa en el Congreso. Cuando los tres senadores de izquierda que adelantaron el debate demostraban la imposibilidad ética de que siguiera en el cargo, una de los áulicos del ex presidente presentó ladinamente un video en que se ve a Petro metiendo fajos de billetes en una bolsa plástica. Estalló el escándalo y el presidente del senado cerró los micrófonos a la oposición, les impidió el derecho de réplica y cerró la sesión.

Pero, pese a que el debate contra Petro parecía opacar el cuestionamiento al fiscal, la presión de la opinión ha sido tan fuerte que éste mismo y su vice fiscal tuvieron que solicitar a la Corte Suprema que nombrara un fiscal ad hoc como pedía el clamor general. Lo cual no pasa de ser un pañito de agua tibia porque la solución real es la renuncia de quien ahora detenta el cargo.

Duque entonces, en una muestra más de su sabiduría y honestidad, conformó una terna en la cual incluyó a una magistrada de la Corte Suprema en ejercicio y a la secretaria jurídica de la presidencia, su subordinada. Ante eso no le quedaba otro camino a la Corte que devolver la terna, como ocurrió durante la presidencia de Uribe, cuando le devolvió ocho veces la que éste sometía a su consideración para elegir fiscal general.

Una magistrada no puede ser candidata porque sus colegas tendrían que declararse impedidos para votar por ella, quien a su vez tendría que hacer lo mismo porque participó en la elección de ellos.

Y en el caso de la secretaria de presidencia, cómo podría investigar el caso de corrupción de Odebrecht en el cual está involucrado el ex candidato presidencial del Centro Democrático, el partido del presidente, quien además tendrá que acabar también investigado porque lo acompañó en la visita que hizo a Brasil a entrevistarse con ejecutivos de esa empresa, tema del cual evitan hablar los ahora adalides de la moral contra Petro.

La presión social y lo absurdo de la situación hicieron renunciar a la magistrada, ficha del ex procurador general destituido por el cargo de corrupción por el Consejo de Estado y ahora flamante embajador de Colombia ante la OEA, luego de que ella misma había declarado que no tenía ningún impedimento para ser fiscal. Se adelantó por minutos a la decisión de la Corte Suprema que devolvió la terna al presidente para que integre otra con candidatos idóneos.

Pero sería injusto negarle todo mérito al presidente Duque: yo lo vi muy bien dando cabezaditas al balón en el estadio Bernabeu, me dio la impresión de un niño bien educado cuando rompiendo todo protocolo le dijo al rey de España que el “presidente Uribe” le mandaba saludes, que lo quería mucho, y me ha parecido que las veces que le ha arrebatado la guitarra a un músico en la tarima lo ha hecho muy bien; no necesita que lo presionen para subirse a bailar en cuanta tarima se le atraviese y cuando ha ocupado el escenario para cantar con los conjuntos vallenatos no lo ha hecho mal. Además, tiene potencial internacional como demostró esta semana cantando con el presidente de Ecuador, Lenin Moreno durante su visita de Estado a ese país.

Seguramente porque los envidiosos de la izquierda no le reconocen esos méritos su imagen negativa está en el 68% a 100 días de iniciado su mandato.

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