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Internacional

Avance socialista en Portugal

Manuel E. Yepe

La renovación de su mandato lograda por el gobierno del Partido Socialista del Primer Ministro portugués Antonio Costa, en las elecciones parlamentarias del domingo último, pudiera tener una significación especial para la correlación de fuerzas políticas en Europa e incluso en el mundo.

El mérito mayor que se le reconoce a Costa es el arreglo que logró para que el status actual fuera tolerado por los partidos de izquierda, como el Partido Comunista, los Verdes y el Bloque de Izquierda Marxista.

El actual Primer Ministro portugués es hijo de Orlando da Costa, un escritor de la antigua colonia portuguesa de Goa y activista comunista que luchó contra la dictadura en Portugal, fue acosado por el servicio secreto, sus libros fueron prohibidos y él mismo fue encarcelado en varias ocasiones.

Mientras dirigía el gobierno minoritario hace cuatro años, Costa tuvo la opción de recibir el apoyo de los partidos de centro-derecha, pero prefirió los tres grupos de izquierda y llegó a acuerdos con cada uno de ellos, basándose en sus habilidades negociadoras.

También se habla de que Costa ya tiene un trato con Jerónimo de Sousa, el carismático líder del Partido Comunista.

Los nexos entre socialistas y comunistas tienen una tensa historia de convivencia en todo el mundo, pero en Portugal funcionó distinto y eso permitió a Costa, no sólo aumentar el porcentaje de votos de su partido en las elecciones del pasado domingo, sino también restaurar la confianza de la población en su gobierno.

“Hicimos lo que prometimos, no formamos una coalición” ha declarado Costa, mientras que el líder comunista Sousa concuerda modestamente en el que “no coaligarnos valió la pena”. Costa explicó recientemente por qué una coalición con los comunistas podía no ser una buena idea.

“Es mejor no destruir una buena amistad con un matrimonio malo”.

Pero, aunque la “no-coalición” está igualmente plagada de contradicciones, Costa y Sousa se respetan recíprocamente y son plenamente conscientes de que hay que evitar a toda costa una fragmentación de la izquierda.

Sousa entendió las complicaciones de Costa para asumir políticas que atrajeran a votantes centristas y, por ello, los comunistas no se opusieron cuando Costa trajo al economista formado en Harvard Mario Centeno como ministro de Finanzas, quien se aferró al Pacto de Estabilidad de la zona euro y al rumbo estabilizador basado en la austeridad que éste implicaba.

Pero Costa hizo igualmente concesiones a la izquierda: Se aumentaron los salarios mínimos, las pensiones y los sueldos de los funcionarios públicos. Otra de las promesas de la campaña de Costa, para satisfacción de los comunistas, fue que el gobierno invertiría diez mil millones de euros en la red ferroviaria, la construcción de carreteras, escuelas y hospitales.

Costa creó cientos de miles de nuevos puestos de trabajo. El desempleo en Portugal se sitúa hoy en torno al 6%, el más bajo desde el año 2000. La tasa de crecimiento anual de la economía del 2% es superior a la de la UE. Ha habido un auge en el turismo. Lisboa es hoy una de las ciudades más apreciadas de Europa.

El hecho de ser Portugal un país de la UE con muy cordiales relaciones con China también ayudó a que Portugal sobreviviera los tiempos difíciles derivados de la crisis de la deuda, Beijing acudió al rescate de Lisboa. China compró bonos portugueses del Estado que nadie más quería en ese momento. Las empresas chinas han inyectado miles de millones de euros en Portugal desde que inició la crisis de la deuda en 2010 y compraron empresas portuguesas como la operadora de la red eléctrica, la compañía de seguros más grande del país, así como hospitales privados y bancos.

En palabras de un analista: “Cuando Portugal se enfrentaba a tiempos difíciles, la UE impuso duras medidas de austeridad, mientras que China inyectaba miles de millones en el país. Ahora el primer ministro de Portugal se pronuncia en contra de una postura más dura de la UE contra China”. Debido al creciente compromiso económico de China en Portugal, Costa se ha convertido en uno de los más firmes partidarios de la inversión china en Europa.

En los últimos años, Costa se ha posicionado repetidamente como amigo y simpatizante de China. Citando a un académico de Lisboa, “Antonio Costa no es el caballo de Troya de los chinos en la UE. Es su caballo de batalla”.

En las elecciones más recientes, el Partido Socialista de Costa obtuvo 106 escaños en el Parlamento de 230 escaños, 10 menos que los necesarios para formar gobierno por sí sólo. Se espera que Costa se mantenga al frente de otro gobierno minoritario con el apoyo externo del Partido Comunista y el Bloque de Izquierda Marxista, que obtuvieron entre ambos, 32 escaños, asegurando la estabilidad del segundo gobierno de Costa en Portugal.

(http://manuelyepe.wordpress.com)

(*) Este artículo se puede reproducir citando al periódico POR ESTO! como fuente.

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