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Internacional

¿Qué sigue, Libia?

Alfredo García

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¿Correrá Libia la misma suerte que Siria? Mientras en Siria el Ejército apoyado por fuerzas rusas impulsa una ofensiva en la localidad de Idlib para derrotar el último foco de resistencia de la oposición armada, tras el acuerdo ruso-turco del pasado octubre que desplazó de Siria la injerencia de Estados Unidos y Europa, en Libia la polarización de la guerra civil se va concentrando en las relaciones de las partes beligerantes con Ankara y Moscú.

Turquía junto con Qatar e Italia respaldan el Gobierno de Acuerdo Nacional, GAN, presidido por el primer ministro Fayez Sarraj, con sede en Trípoli, reconocido por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y la ONU. La oposición armada tiene su base en la Cámara de Representantes de Libia en la ciudad de Tobruk, donde se encuentra desplegado el Ejército Nacional Libio (ENL), comandado por el mariscal, Jalifa Hafter. Trascendió en esa tropa, que desde hace nueve meses amenazan con invadir la capital libia, participan un millar de mercenarios rusos de la compañía Wagner y varios centenares de mercenarios sudaneses.

No es secreto el apoyo político y militar al gobierno rebelde de Tobruk por parte de Rusia, Egipto, Emirato Árabes Unidos, Jordania y Qatar, aunque ningún país lo admite porque sería reconocer oficialmente la violación del embargo internacional de armas sobre Libia decretado por la ONU en febrero de 2011.

Según el periódico británico The Guardian, la batalla aérea ya está en progreso. Drones turcos del tipo Bayraktar TB2 vuelan en el espacio aéreo bajo la dirección del gobierno libio, mientras naves similares Wing Loong, de factoría china proporcionadas por Emiratos Árabes Unidos, son desplegados por las fuerzas del veterano Hafter.

Turquía y el Gobierno de Libia firmaron el pasado 27 de noviembre un acuerdo de cooperación militar, que incluye la creación de una Fuerza de Reacción Rápida para cumplir “responsabilidades militares y policiales en Libia”, el establecimiento de una “oficina de Cooperación en Defensa y Seguridad” con suficientes expertos y personal, “transferencia de material e instrucción militar y compartir información de inteligencia”. Además, fue firmado un acuerdo de demarcación de fronteras marítimas de sus zonas económicas exclusivas, que permitirá a Turquía iniciar exploraciones en busca de petróleo y gas en mares en litigio con Grecia y Chipre.

A principios de diciembre, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció que “su país estaba listo para enviar tropas a Libia, si el pueblo libio lo pide”. Erdogan tiene previsto en enero que la Gran Asamblea (Parlamento) apruebe un despliegue militar en Libia en apoyo al gobierno del GAN. La moción permite enviar soldados para combatir al ENL en caso de que lo solicite el primer ministro Sarraj, quien ya expresó su deseo de requerir tropas turcas si aumentan los combates en Trípoli.

Según el analista y exmilitar turco Metin Gurcan, las Fuerzas Armadas turcas ya han comenzado los preparativos para el envío de ayuda militar a Libia, que consiste en “dos o tres equipos de asalto anfibio y una compañía de unos cien marines, así como buques de guerra y aviones necesarios para su despliegue limitado a instrucción militar y no de combate”.

Está programada una visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a Turquía el próximo 8 de enero. Se considera que Libia sea uno de los principales temas en las conversaciones entre ambos mandatarios, aparentes “adversarios” en el conflicto libio.

Según Karim Mezran, miembro del Centro de Estudios Atlantic Council de Washington D.C, “si Turquía se convierte en el principal defensor del gobierno libio en lugar de Europa o Estados Unidos, entonces todo lo que se necesitará será un acuerdo entre Moscú y Ankara para resolver el problema libio. Y con ese acuerdo, quedará mermado el poder americano y europeo”.

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