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Internacional

Vaticano investigará el caso de Pell

CIUDAD DEL VATICANO, 27 de febrero (EFE).- La Congregación para la Doctrina de la Fe, el ex Santo Oficio vaticano, “se ocupará” del caso del cardenal George Pell en cuando se conozca la pena tras la condena por haber violado y abusado sexualmente de dos menores.

“Después de la sentencia de condena de primera instancia contra el cardenal Pell, la Congregación para la Doctrina de la Fe tratará el caso de la manera y con los tiempos establecidos por la legislación canónica”, informó hoy el director “interino” de la oficina de prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti.

El que fuera prefecto de la Secretaría de Economía vaticana hasta el pasado 24 de febrero, prácticamente el número 3 de la jerarquía, conocerá el próximo 13 de marzo su condena por los cinco cargos de los que fue considerado culpable y que sumarían unos 50 años de prisión.

En el comunicado vaticano no se especifica en qué términos la Congregación para la Doctrina de la Fe se ocupará del caso Pell, ya que según las leyes de la Iglesia no se puede proceder canónicamente hasta que se concluya el proceso civil en su última instancia para no entorpecer la Justicia de cada país.

Sin embargo, el Vaticano podría comenzar a investigar considerando la grave condena que se prevé llegará en primera instancia y sin esperar a que Pell, como ha anunciado, presente su apelación.

A la cárcel

El cardenal pasó su primer día detenido. Hoy se celebró una vista de su juicio en la que se presentaron los argumentos finales previos a la sentencia y en la que el fiscal, Mark Gibson, aseveró que los cinco cargos que pesan contra Pell son graves y acarrean cada uno una pena de diez años de prisión, es decir, medio siglo en total.

“El reo no ha mostrado ningún remordimiento ni reflexión sobre su ofensa”, enfatizó Gibson al referirse a Pell.

El abogado defensor, Robert Richter, por su parte, presentó diez cartas con referencias, entre ellas la del exprimer ministro John Howard, para respaldar el buen carácter de su cliente.

Richter argumentó que los delitos de Pell “no son más que un simple caso de penetración sexual convencional en el que el niño no participa voluntaria ni activamente”, una polémica frase por la que la prensa le preguntó a la salida del tribunal y el abogado respondió: “no sé de qué me están hablando”.

El defensor también adujo que el incidente solo duró unos minutos y no fue premeditado, sino producto de un impulso, a lo que el juez Peter Kidd respondió que se trataba de una “ofensa cruel y descarada” y recordó que no existen registros médicos que prueben que Pell sea un hombre con perturbaciones mentales.

El juez explicó que “hubo un elemento de brutalidad en esta agresión, fue un ataque” y precisó que el delito “implica una violación de la confianza y una sensación de impunidad. ¿De qué otro modo iba a pensar que podría salirse con la suya?”.

Durante el largo proceso, se supo que Pell, tras oficiar una misa a finales de diciembre de 1996, violó oralmente a uno de los menores, el demandante, y le ordenó que se bajase los pantalones para después acariciarle los genitales y masturbarse durante unos minutos, todo ello después de haber abusado de un amigo del menor, que entonces tenía 13 años.

Semanas después, Pell, a la sazón arzobispo de Melbourne, volvió a encontrarse con el demandante en los corredores de la iglesia de St Patrick, donde le empujó contra la pared y le agarró con fuerza los genitales.

En la vista de hoy también se presentaron dos declaraciones sobre el impacto de los abusos sobre las víctimas, la primera de ellas del demandante, que ha pedido permanecer en el anonimato.

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