Alfredo García
A casi una década del caos sembrado en Libia por la revuelta de la “primavera árabe” que culminó en el artero derrocamiento del líder libio, Muamar Gadafi por parte de EU y la OTAN, la ONU muestra su débil autoridad frente a una nueva amenaza de guerra civil en la sufrida nación árabe,
Desde hace varios días las milicias armadas de los dos “Gobiernos” que desde 2014 se disputan el control del país, se encuentran enfrascados en violentos combates en los alrededores de Trípoli, después que el general, Jalifa Hafter, jefe del Ejército Nacional Libio, ENL radicado en Tobruk, anunció el lanzamiento de una ofensiva militar para ocupar la capital libia, base del “Gobierno” adversario presidido por Fayez Serraj, peculiar autoridad que reconoce las Naciones Unidas.
El pasado viernes en reunión de urgencia, el Consejo de Seguridad de la ONU, aprobó una resolución exigiendo a las partes una “tregua humanitaria” para evacuar a los heridos en los combates. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha reiterado que no “existe una solución militar en Libia”, sino que esta debe ser “política”, posición que comparten verbalmente EU y Rusia.
El general, Hafter de 73 años, es toda una leyenda. El veterano guerrero acompañó el levantamiento revolucionario de Gadafi contra la monarquía del rey Idris en 1969. De revolucionario nacionalista formado militarmente en la URSS y ex jefe del Estado Mayor de Gadafi, pasó a ser protegido de la CIA después que en 1990 fuerzas especiales norteamericanas lo liberaron tras ser hecho prisionero y supuestamente abandonado por Gadafi durante la guerra Libia-Chad (1978-87). Hafter residió durante 20 años en Virginia, EU, donde alternaba la convivencia con sus nietos e incursiones clandestinas a Libia, siendo acusado de organizar varios atentados contra Gadafi. Cuando comenzó la revuelta popular en Trípoli, Hafter regreso a Libia. Después del derrocamiento de Gadafi, con la división del país entre Este y Oeste, el experimentado general se unió al bando de los diputados libios que se exilaron en la ciudad de Tobruk próxima a Egipto.
Feyez Serraj, es un político “secular y prooccidental”, cuyo padre fue ministro durante la monarquía del rey Idris, ex miembro de la Comisión Preparatoria del Diálogo Nacional después del derrocamiento de Gadafi y candidato a ministro de Vivienda. En julio de 2012 fue elegido diputado en el Congreso General de la Nación y en 2014 consiguió un escaño en la Cámara de Representantes ambos cargos obtenidos en controversiales elecciones. Durante la guerra civil libia de 2014-16, Serraj fue designado por representantes de la Misión de Paz de Naciones Unidas, presidente del Consejo Presidencial y candidato a primer Ministro de Libia. Sin embargo no recibió la aprobación de la Cámara de Representantes, autoproclamándose primer Ministro y jefe de Estado en marzo de 2016. Tras breve periodo de gobierno en el exilio en Túnez, Serraj regresó a Trípoli con apoyo de un sector del Ejército libio.
No es secreto que desde el inicio del conflicto interno entre los dos “gobiernos”, han estado interviniendo diversos países regionales sin consecuencias jurídicas internacionales. Mientras Hafter cuenta con apoyo de Arabia Saudita, Emirato Árabe Unidos, Egipto y Francia, Serraj recibe ayuda de Turquía, Catar e Italia además del respaldo de la ONU.
Libia es un país del norte de África con un territorio de 1, 759, 540 km2 y una población de 6 millones de personas, rico en petróleo y gas. En 2011 producía 1,6 millones de barriles de crudo por día (95 % de sus exportaciones). Ocupaba entonces el 17 lugar de los mayores productores mundiales de hidrocarburos y el tercer productor de Africa con las reservas más grandes del continente.