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'Rambos” en repliegue

Alfredo García

La desfachatez con que EU aplica su nuevo modelo de injerencia en los asuntos internos de gobiernos que resultan incómodos a sus intereses geopolíticos, tiene a la opinión pública sumida en el estupor. El fracasado intento de sublevación cívico-militar en Venezuela el pasado martes, a riesgo de un alto costo en vidas de la población, dispara la alarma sobre la sobrevivencia de la identidad nacional.

Desde la elección del presidente, Hugo Chávez, en 1998, los gobiernos republicanos y demócratas de EU trataron de desviar el curso democrático de la revolución bolivariana a través de todos los métodos legales existentes, en particular la Fundación Nacional para la Democracia, NED, institución dependiente del Congreso de EU para influir en los procesos electorales en todos los países, integrada por los partidos republicano y demócrata. Después de dos décadas de injerencia en Venezuela, EU logró formar tres potenciales “rambos” venezolanos, para un posible momento de violenta confrontación en Venezuela: Leopoldo López, María Corina Machado y Juan Guaidó.

Leopoldo López, de 49 años, economista, ex alcalde, ex líder de Voluntad Popular, partido surgido en 2009 con financiamiento de la NED y arquitecto de la violencia en las manifestaciones pacíficas, fue durante una década el centro de la “oposición”, mientras la competencia electoral fue una opción de “cambio” para EU. En septiembre de 2015, la justicia venezolana declaró a López culpable de “incitación pública a la violencia” en las manifestaciones que provocaron en 2014 la muerte de 43 personas y cientos de heridos y lo condenó a 14 años de prisión. En julio de 2017, la justicia venezolana le otorgó reclusión domiciliaria, quedando políticamente relegado a un segundo plano. Hoy López se encuentra refugiado en la embajada de España en Venezuela.

María Corina Machado, 53 años, ingeniera, exdiputada, fundadora del “opositor” grupo, Vente Venezuela, financiado por la NED y cara bonita de las manifestaciones opositoras con acciones violentas. El presidente, George W. Bush, la recibió en la Casa Blanca en mayo de 2005 para brindarle su apoyo. El pasado mes de mayo, fue contraparte venezolana del expresidente colombiano, Álvaro Uribe, en el fracasado show injerencista organizado por EU en la frontera colombo-venezolana. Hoy con paradero desconocido.

Juan Guaidó, 43 años, ingeniero, fundador junto a López del partido, Voluntad Popular, ex diputado suplente en 2015 y notorio por organizar acciones violentas en las manifestaciones del Estado Vargas. Tras sospechosa estancia en EU en 2018, fue seleccionado por la Asamblea Nacional en enero de 2019, como presidente del “opositor” foro legislativo donde se autodeclaró “presidente encargado” de Venezuela, siendo de inmediato reconocido por el secretario general de la OEA, Luis Almagro, el gobierno de EU y medio centenar de aliados de Washington, iniciando una arbitraria e ilegal campaña política nacional e internacional, con el propósito de derrocar al gobierno constitucional del presidente, Nicolás Maduro. Hoy sin noticias de su paradero.

Los “rambos” venezolanos se encuentran en franco repliegue, derrotados por el nacionalismo bolivariano. Venezuela no es Polonia o Siria. Los formuladores de política de EU, vuelven a equivocarse al ignorar la herida abierta que ha dejado su funesta fuerza intervencionista en la historia de América Latina y el Caribe.

Venezuela lucha hoy por la independencia de todos. Con su injerencia, EU desbordó la contienda democrática entre preferencias ideológicas, para convertirla en una lucha entre los hijos y nietos de la generación revolucionaria del 60 del pasado siglo, hilo conductor de la revolución democrática bolivariana y los descendientes de los que como entonces hoy, conscientes o sin saberlo, son manipulados por la nueva versión colonialista norteamericana.

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