MOSCÚ, Rusia, 6 de mayo (EFE).- El accidente del Sukhoi Superjet-100, el primer avión de pasajeros ruso postsoviético, que dejó este domingo 41 muertos, supone un serio revés para la industria aeronáutica del país, aunque las autoridades piden no sacar conclusiones precipitadas y rehúsan prohibir los vuelos de la aeronave.
“No hay motivos (para impedir la explotación de los SSJ-100)”, dijo este lunes el ministro de transporte ruso, Evgueni Ditrij.
Por su parte, la agencia de aviación rusa, Rosaviatsia, también consideró prematuro hablar de una posible suspensión de los vuelos del SSJ-100 antes de que se establezcan las causas del accidente.
El birreactor, perteneciente a la compañía estatal rusa Aeroflot, se incendió al efectuar un aterrizaje de emergencia en el mayor aeropuerto de Moscú, Sheremetievo.