A BORDO DEL OCEAN VIKING, 22 de agosto (AFP).- Mientras esperan que Europa abra las puertas a los 356 migrantes que rescataron en el Mediterráneo, los socorristas del “Ocean Viking”, el único buque humanitario que aún navega en la zona, han tenido que renunciar a salvar más migrantes que zarpan en barcazas y lanchas de las costas de Libia.
Los diez socorristas a bordo del barco fletado por las oengés SOS Méditerranée y Médecins Sans Frontières, tienen experiencia como marineros o salvavidas.
“Sin ninguna de los dos sería difícil estar aquí”, reconocen.
Con aire algo rebelde, el francés Tanguy, de 38 años, es el hombre de proa del equipo, entrenado para andar y subir por el puente, todo según un protocolo meticuloso.
Tan pronto como llegó a la zona de búsqueda y rescate frente a las costas de Libia, el 9 de agosto, el buque “Ocean Viking”, sucesor del “Acuario”, rescató cuatro barcos en cuatro días.
Se trataba de lanchas inflables cargadas de gente, con entre 80 a 100 personas a bordo.
El último salvamento, el 12 de agosto, la barcaza de goma azul literalmente estalló cuando los rescatistas llegaron para distribuir los chalecos salvavidas, por lo que una docena de los 105 pasajeros precipitó en el agua.
Los migrantes que llegaron al “Ocean Viking” informaron que una balsa similar había salido de Libia al mismo tiempo que ellos, pero no se encontró.
Doce horas después, el viento del norte levantó olas de dos metros y medio.
Desde entonces, “Ocean Viking” navega entre Malta e Italia. La zona de los naufragios fue abandonada y en el mejor de los casos, son los guardacostas libios, el terror de los migrantes, los encargados de rescatarlos.