La reciente entrada a Estados Unidos de 17 familiares de Ovidio Guzmán López, hijo del "Chapo" Guzmán, no solo es parte de una negociación judicial con Washington.
De acuerdo con analistas y funcionarios, se inscribe en una estrategia más amplia del presidente Donald Trump para presionar al gobierno de Claudia Sheinbaum y reposicionar su agenda en año electoral.
El acuerdo que permitió a los parientes del exlíder del Cártel de Sinaloa cruzar la frontera como parte del pacto de culpabilidad de Guzmán López —a fin de evitar una cadena perpetua como la de su padre— fue confirmado por el propio gobierno mexicano.
La presidenta mexicana ha defendido que los familiares no eran requeridos por autoridades nacionales. Sin embargo, su arribo ocurre mientras persiste una sangrienta disputa interna en el cártel y en medio de tensiones diplomáticas crecientes.
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Trump, ha reactivado su discurso antimexicano. Ha amenazado con imponer aranceles a las exportaciones mexicanas, enviado buques de guerra al Golfo y al Pacífico para tareas de “seguridad fronteriza” y hasta tildado a Sheinbaum de “temerosa” frente al crimen organizado, luego de que ella rechazara la presencia de tropas estadounidenses en territorio nacional.
El republicano también busca presionar políticamente: Washington revocó la visa a la gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila, sin que existan acusaciones en su contra en México.
Versiones periodísticas indican que hay más políticos mexicanos en la mira de Estados Unidos por presuntos nexos con el narcotráfico.
Expertos en seguridad como David Saucedo ven en este conjunto de acciones una “estrategia integral” de Trump, quien intenta combinar medidas de presión con discursos de campaña, aludiendo a una frontera “en crisis”.
Mientras, la administración Sheinbaum intenta enviar señales de colaboración, aumentando capturas, desplegando más militares y extraditando narcos, aunque insiste: “coordinación, sí; subordinación, no”.
A diferencia del “abrazos, no balazos” de López Obrador, Sheinbaum apuesta por un enfoque más frontal que busca responder a la exigente narrativa estadounidense sin ceder soberanía.
