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CHILPANCINGO, Guerrero, 17 de noviembre (EL UNIVERSAL/SinEmbargo).- Otra vez el regreso de los desplazados de la Sierra de Guerrero quedó en un intento. En la comunidad de Los Morros, ya cerca de su destino, desde los cerros le dispararon a la caravana que era custodiada por militares y policías.
El retorno fue suspendido ahí, en Los Morros, donde los casi 2 mil desplazados aguardan por volver a la localidad de Filo de Caballos, donde continúan los hombres armados que la tomaron el pasado domingo.
Este sábado, una caravana de unos 105 carros -resguardados por policías y militares- salió del auditorio municipal de Leonardo Bravo, después de que por casi una semana miles de personas vivieran con lo mínimo.
El primer intento
El viernes los habitantes intentaron regresar, pero no lo lograron: cuando se organizaban, recibieron una llamada en la que les advertían que no salieran, porque hombres armados en la comunidad Los Morros habían disparado desde los cerros a las casas, según contó el ex coordinador de la Policía Ciudadana de Leonardo Bravo, Crescencio Pacheco González.
Por la noche, el alcalde y los comisarios se reunieron con funcionarios del gobierno estatal; acordaron su salida para este sábado. El acuerdo contemplaba el resguardo, porque los armados no han aceptado dejar Filo de Caballo.
Aun así, al mediodía del sábado salió la caravana con los pobladores. Hasta delante iban policías y militares, luego los reporteros y atrás los desplazados.
Balazos los frenan
Después de pasar por un camino de terracería, la caravana tomó la carretera que comunica a Chilpancingo con Filo de Caballos. Cuando pasaba por la comunidad de Los Morros fue atacada, según los informes de los reporteros que acompañaron a los desplazados.
En un comunicado, el vocero del Grupo Coordinación Guerrero (GCG), Roberto Álvarez Heredia, informó que los disparos no fueron contra la caravana sino al aire desde los cerros. Por este ataque no se reportan ni heridos ni muertos.
La caravana se quedó anclada en Los Morros; mientras funcionarios y mandos militares acudieron a la comunidad de Filo de Caballos para hablar con los armados y solicitarles que permitieran a los pobladores volver a sus casas.
Álvarez Heredia informó que en un punto entre Los Morros y Filo de Caballo, los funcionarios encontraron un camión de volteo atravesado en la carretera, con la intención de impedir el paso a la caravana. Así se frustró el segundo intento de miles de personas por volver a sus hogares, en muchos casos, con los suyos.
Los echaron. El lunes en la tarde comenzó el éxodo en las comunidades Campo de Aviación, Los Morros, La Escalera, El Naranjo, Carrizal de la Vía, Balsamar y Tepozonalco. Un día antes llegaron unos 3 mil y se enfrentaron con otro grupo durante cuatro horas. Murieron siete civiles, hubo decenas de heridos y muchas casas y carros quedaron balaceados. El miedo los empujó a salir de su pueblo.
Los desplazados estuvieron en el auditorio de Chichihualco -que es insuficiente para albergar a 2 mil personas-, durmieron en colchonetas y comieron apenas lo necesario para saciar el hambre.
Muchos de los desplazados querían regresar a sus pueblos, pues allá se habían quedado familiares y sus animales. Otros más quieren volver porque les han dicho que sus casas están saqueadas, balaceadas e incluso, algunas son utilizadas como cuarteles por los armados.
Amagan con ir en caravana a Ciudad de México
Desplazados de la Sierra de Guerrero amagaron con trasladarse en caravana hasta la Ciudad de México, reportó el diario Reforma.
Si las policías comunitarias que irrumpieron en sus comunidades no se van, la capital será opción.
Unas mil 500 personas del Estado de Guerrero huyeron de sus pueblos tras los enfrentamientos entre grupos armados de autodefensa civiles y presuntos delincuentes que causaron la muerte de siete personas el pasado domingo, según confirmaron vecinos a Efe.
Decenas de familias de ocho comunidades de la Sierra de Guerrero, uno de los Estados más violentos del país, han abandonado desde entonces los municipios de Leonardo Bravo y Eduardo Neri.
Algunos lo han hecho a pie y otros en vehículos.
Cerca de 3 mil integrantes del grupo de autodefensas armados del Frente de Policías Comunitarias del Estado de Guerrero (Fpceg) irrumpieron en la comunidad de Filo de Caballos para asumir el control de la seguridad de la zona, donde se habían instalado grupos del Crimen Organizado, lo que derivó en enfrentamientos armados.
Domitila, una vecina de la zona, detalló a Efe que el domingo se estaba llevando a cabo una reunión de vecinos en Filo de Caballos y que al terminar se percataron que muchas personas llegaban por la parte de arriba del poblado; posteriormente se desató un tiroteo.
Explicó angustiada que durante el fuego cruzado los pobladores huyeron del lugar sin poder sacar las pertenencias de sus hogares, y que ella logró llevarse a su madre e hijos, sin embargo su padre de 93 años quedó en el pueblo y hasta la fecha no sabe nada de él.
Es por ello que Domitila y otros vecinos hicieron un llamado al Gobierno estatal de Guerrero para que intervenga ante esta violenta situación.
“Yo tengo 53 años ahí. Ahí viví, ahí nací y nunca había ocurrido algo similar”, expresó María de la Luz, otra habitante que tuvo que dejar su hogar apresuradamente.
Otro de los afectados relató que al correr se logró refugiar en la iglesia del poblado con 16 niños, con quienes permaneció escondido en el sótano mientras se desarrolló el enfrentamiento.
Aseguró que mientras se desarrollaban los ataques las casas fueron saqueadas por los llamados policías comunitarios.
Entre los desplazados se encuentra Crescencio Pacheco, ex coordinador de la Policía Ciudadana de Leonardo Bravo, aseguró que los llamados policías comunitarios son “delincuentes disfrazados”.
Sostuvo que la incursión puede responder a intereses de explotación de minería en la sierra, puesto que en 2014 se descubrió oro y plata en la comunidad de Xochipala.
“Queremos vivir en paz y no le pido al gobernador que nos traiga colchonetas, que me traiga cobijas o que me traiga despensas. Yo le pido que nos restablezca en nuestros hogares, queremos vivir en nuestra tierra”, expresó.
El alcalde de Leonardo Bravo, Ismael Cástulo, hizo hoy un llamado a los organismos de Derechos Humanos nacionales e internacionales a que atiendan el caso.