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México

Veneno, sin control

La falta de control sobre el uso de los plaguicidas o agroquímicos pone en riesgo la vida de los mexicanos / México usa 111 plaguicidas que en otros países están prohibidos para cultivar papa, maíz…

CIUDAD DE MEXICO, 22 de marzo (SinEmbargo).- El uso de agrotóxicos o plaguicidas de síntesis química se ha incrementado en los últimos años en México sin que exista una regulación que controle a las sustancias más peligrosas. A pesar de que la evidencia científica ha demostrado que estas sustancias son capaces de generar cáncer y otros efectos en el sistema endócrino, metabólico y neurológico, en México se permite la utilización de 140 ingredientes activos prohibidos en otros países.

En opinión de los especialistas, el problema radica en la desactualización y desconocimiento de las autoridades y usuarios sobre las normativas internacionales, tales como el Convenio de Rotterdam y el Convenio de Estocolmo, los cuales establecen protocolos para la eliminación o restricción de las sustancias tóxicas persistentes y bioacumulables de fabricación intencional.

Omar Arellano, investigador de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y miembro de la Unidad de Análisis ambiental de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sostuvo que en sexenios anteriores instituciones como las secretarías de Salud (SSA) y Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) –actualmente Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader)–, incurrieron en la omisión del uso de dichas sustancias.

“Es una situación un poco anárquica, no hay control, primero porque el uso de sustancias químicas en México, particularmente plaguicidas, no cuenta con una revisión de uso, además no se han actualizado los catálogos de plaguicidas, de hecho los que son altamente peligrosos tienen autorizaciones indeterminadas, es decir, la Secretaría de Salud no ha establecido los mecanismos temporales necesarios para dejarlas de usar. Esto es algo que solo ocurre en México. Por otro lado, la misma Sagarpa hizo recomendaciones de sustancias químicas contenidas en los convenios de regulación internacional, por lo que la misma dependencia incurrió en una desactualización. También se encuentran los consumidores que pueden acceder a ellos sin ninguna vigilancia, son ellos quienes están usando de manera indiscriminada muchas de estas sustancias, generando un problema ambiental y de salud”, dijo.

Recientemente en entrevista para SinEmbargo, Víctor Villalobos, nuevo titular de la Sader, aseveró que se impulsarán las buenas prácticas agrícolas con las que se retomará el uso de composta y fertilizantes orgánicos en el campo; además de que “no se promoverá el uso de semilla transgénica para los cultivos que van a la cadena alimenticia”. Son los cultivos transgénicos y agroindustriales en donde más se emplean plaguicidas, por lo que esta medida podría representar una reducción importante en el incremento.

A pesar de que el secretario del Gobierno Federal afirmó que México es uno de los países con menor incidencia en el uso de químicos, las cifras oficiales demuestran un aumento acelerado de estos.

La respuesta del nuevo gobierno ha sido positiva, ya que se ha comprometido a acatar todas las medidas necesarias que garanticen el ejercicio de los convenios establecidos con la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Las sustancias y sus efectos

En México se permite el uso de 183 plaguicidas considerados como altamente peligrosos, la mayoría de estas sustancias –111– se encuentran prohibidas en otras partes del mundo por el efecto que pueden tener en el aire, agua, tierra y la salud humana y animal. A este número se suman otros 29 que no son considerados en este nivel de toxicidad, pero que también se encuentran prohibidos en otras partes del mundo.

La Red de Acción sobre Plaguicidas y sus Alternativas en México (Rapam) estima que existen 3 mil 140 autorizaciones de distintos usos sanitarios para los plaguicidas. El uso en la agricultura es uno de los más alarmantes, primero porque es riego para los jornaleros agrícolas que no cuentan con información clara sobre las sustancias, y segundo porque es capaz de generar afectaciones directas (al suelo y otros recursos naturales) e indirectas (producidos por el consumo de alimentos).

El científico Omar Arellano afirmó que en el país algunas de las sustancias más usadas son el endusolfán, el paratión metílico, el metamidofos, el cloropirifós, la astrazina y el glifosato. Con excepción del glifosato, del que aún se discute su nivel de toxicidad, todas las sustancias son parte de plaguicidas altamente peligrosos.

El maíz y la cerveza

En octubre del 2018 la Asociación de Consumidores Orgánicos ACO dio a conocer el resultado de unos análisis de laboratorio donde se encontraron niveles del glifosato y de AMPA –ácido amino metil fosfónico, el metabolito principal del glifosato– en diversas muestras de harina de maíz blanco y amarillo de la marca Maseca.

Los casos más destacados del estudio fueron los de las tortillas de harina de maíz, en las que se ubicaron concentraciones efectivas de glifosato de 17.59 por ciento, así como en sus tortillas de maíz blanco, en las que la concentración fue de 12.43 por ciento. En la marca estadounidense de maíz deshidratado HoneyVille, el hallazgo fue de 29.98 por ciento.

Los resultados del ejercicio destacan que: “una tercera parte de las harinas de maíz (3 de 9) de marca Maseca que se analizaron contienen altos porcentajes de maíz transgénico y del herbicida glifosato asociado a los cultivos transgénicos, mientras que en el resto de muestras analizadas, las cantidades de maíz genéticamente modificado y de glifosato son menores o indetectables”.

El estudio concluyó que esta era la evidencia de la omisión de las autoridades mexicanas para controlar a los químicos, asimismo urgía la necesidad de regresar el consumo de tortilla nixtamalizada.

De la misma manera un estudio realizado por la organización U.S. Pirg, con presencia en Estados Unidos y Canadá, detectó un incremento en las partículas de glifosato cervezas y vinos de distintas marcas, entre ellas Heineken, Stella Artois y Corona Extra.

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