En lo que va del 2019 ya se han registrado más de 250 tiroteos masivos, contando los del fin de semana que dejaron 31 muertos; sin embargo, los demócratas y republicanos parecen estar lejos de lograr un acuerdo para regular el porte de armas
EL PASO, Estados Unidos, 8 Ago 2019 (AFP) - Cinco días después de las matanzas de El Paso y de Dayton, la visita del presidente de Estados Unidos a las ciudades afectadas para consolar a las víctimas reveló las profundas divisiones en el país, donde sigue el debate sobre el control a las armas de fuego.
Después de los tiroteos masivos del fin de semana que dejaron 31 muertos, en Estados Unidos sigue el debate sobre si algo podría haber evitado los sucesos, en un momento en que el país ya está volcado en la campaña para las presidenciales de 2020.
Las dos matanzas reabrieron el debate sobre las armas de fuego en Estados Unidos, donde cada año mueren 40,000 personas en incidentes que las involucran, incluyendo suicidios. Sin embargo, los demócratas y republicanos parecen estar lejos de lograr un acuerdo para regular el porte de armas.
Este jueves más de 200 alcaldes estadounidenses pidieron al Senado que suspenda el receso vacacional para aprobar una legislación que imponga mayores controles para el porte de armas.
Los alcaldes se dirigieron al líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, y al jefe de la bancada de los demócratas, Chuck Schumer, pidiéndoles que votaran un proyecto aprobado por la cámara baja para verificar los antecedentes de todos los compradores de armas y regular las ventas entre particulares y en ferias.
“En 2019 ya ha habido más de 250 tiroteos masivos”, explicaron los 214 miembros de la conferencia de alcaldes de Estados Unidos, entre los cuales están Dee Margo, el alcalde de El Paso, y Nan Whaley, la de Dayton.
La carta hace referencia a dos proyectos de ley de comprobación de antecedentes aprobados en febrero por la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, y bloqueados por McConnell en el Senado, de mayoría republicana.
El Partido Republicano es cercano al grupo de presión armamentístico NRA, que se opone a cualquier ley que impida a los ciudadanos obtener un arma.
El miércoles Trump dijo a los periodistas que tanto él como los líderes del Congreso apoyan un cambio en la legislación para impedir que personas con problemas mentales porten armas, imponiendo mayores controles.
Pero se pronunció en contra de prohibir la venta de fusiles de asalto, como las armas semiautomáticas que fueron utilizadas por los atacantes en las matanzas del fin de semana.
La cadena CNN informó que la madre del joven sospechoso de la masacre de El Paso que dejó 22 muertos llamó a la policía semanas atrás preocupada porque su hijo tuviera un fusil de asalto.
Según los reportes de prensa, el presunto atacante denunció en un manifiesto en internet una “invasión hispana” en Texas antes de perpetrar la matanza en la ciudad fronteriza con México, donde un 83 % de la población es de origen latino.
Durante la llamada, un oficial le dijo que, según su descripción de la situación, su hijo, Patrick Crusius, de 21 años, podía portar armas legalmente, informaron los abogados de la familia, Chris y Jack Ayres.
La mujer estaba preocupada por el nivel de madurez de su hijo y por su falta de experiencia en el manejo de armas.
En el intercambio la mujer no reveló su nombre ni el de su hijo y la policía no quiso tener detalles adicionales, agregaron los representantes.
Según los abogados, la consulta de la madre fue de carácter informativa y no estaba motivada por una preocupación de que su hijo supusiera una amenaza para nadie.
“No era un joven de un comportamiento inestable, explosivo o errático”, dijo a CNN Chris Ayres.
El joven fue detenido e inculpado por los asesinatos y puede ser condenado a muerte.
A la matanza se le sumó otro tiroteo unas horas después en Dayton, Ohio, donde el atacante, también armado con un fusil de asalto, dejó nueve muertos en 30 segundos.
El miércoles Trump visitó las dos ciudades en una gira calculada al milímetro donde se mantuvo alejadas a las cámaras.
Más tarde, publicó en Twitter imágenes de su visita a los hospitales posando sonriente con el personal médico con una música de fondo.
Durante la jornada, el presidente tuiteó para criticar a sus oponentes demócratas y a los medios destacando que durante su visita sintió “amor y respeto”.
Fuera del hospital, se congregó una protesta bajo el lema “El Paso firme”, en la que muchos asistentes criticaron el discurso habitual de Trump, que en sus tuits se refiere a la inmigración desde Centroamérica como una “invasión”, los mismos términos usados por el presunto atacante.
“Yo siento que no lo quiero aquí porque no creo que sea genuino”, dijo a la AFP una mujer que acudió a la manifestación.