
México atraviesa una de las temporadas de incendios forestales más críticas de la última década. De acuerdo con datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), del 1 de enero al 17 de abril se han registrado dos mil 885 incendios en las 32 entidades federativas, afectando una superficie de 216 mil 270 hectáreas.
Este año se posiciona como el tercero más devastador en términos de superficie quemada, solo por detrás de 2024 y 2021.
Los estados con mayor superficie afectada son Chihuahua (32 mil 581 ha), Baja California (30 mil 96 ha), Jalisco (27 mil 130 ha), Sinaloa (18 mil 110 ha) y Chiapas (11 mil 27 ha), concentrando el 76 por ciento del total nacional.
En cuanto al número de incendios, Jalisco lidera con 485 siniestros, seguido del Estado de México (477), Michoacán (299) y la Ciudad de México (269).

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La situación se agrava por las condiciones climáticas adversas. La sequía afecta al 42.8 por ciento del territorio nacional, y las lluvias han disminuido un 32.7 por ciento en comparación con el promedio histórico, creando un ambiente propicio para la propagación del fuego.
Además, el 21 por ciento de los incendios han ocurrido en ecosistemas sensibles al fuego, comprometiendo la biodiversidad y la estabilidad ecológica de regiones clave.
La Conafor ha desplegado más de tres mil 900 brigadistas para combatir los 102 incendios activos reportados hasta el 18 de abril.
A pesar de estos esfuerzos, la magnitud de la crisis requiere una colaboración más estrecha entre autoridades federales, estatales y la sociedad civil para implementar medidas de prevención y respuesta más efectivas.
La ciudadanía puede contribuir evitando actividades que puedan provocar incendios, como quemas agrícolas no controladas y fogatas en zonas forestales. La prevención y la conciencia colectiva son esenciales para mitigar el impacto de estos desastres naturales.