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Opinión

Maestro o Ministro

Hugo Carbajal Aguilar

Los maestros y trabajadores en general de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos no han cobrado sus sacrosantos emolumentos. Seguramente no los merecen tal vez porque no trabajan como ministros de la Corte. A propósito, el latín nos explica por qué cualquiera puede ser ministro pero no maestro.

El vocablo maestro deriva de magister y éste, a su vez, del adjetivo magis que significa más o más que. Al magister lo podríamos definir como el que destaca o está por encima del resto por sus conocimientos y habilidades. Por ejemplo, Magister equitum (Jefe de caballería en la Antigua Roma) o Magister militum (Jefe militar).

El vocablo ministro deriva de minister y éste, a su vez, del adjetivo minus que significa menos o menos que. El minister era el sirviente o el subordinado que apenas tenía habilidades o conocimientos. Ministere –como verbo– significa precisamente servir.

Si acudimos a la etimología de nuestras palabras entenderíamos mejor los significados no dándolos por comprendidos. Otro ejemplo es el de Mandatario que muchos consideran entender como el que manda. Y no. Es precisamente el que obedece, el mandadero, el que hace los mandados. En este caso el mandante es el pueblo.

Los trabajadores de nuestra Universidad llevan varias semanas sin salario, sin recursos. El desorden financiero del gobierno anterior sigue dejando secuelas perniciosas. Han tomado medidas drásticas que afectan a la ciudadanía. Cerraron el tráfico y el caos en Cuernavaca fue mayúsculo, hubo personas que al regresar a sus casas tardaron más de 5 horas. Me dicen que una parte de la autopista fue cerrada por la misma policía federal y no por los universitarios. Obviamente la gente no se enteró de eso y achacó todo ese desorden a los colegas trabajadores. ¿Qué tenía qué hacer la policía federal ahí? ¿Y por qué cerró el paso?

Alguien tiene que responder. El caso es que piensan ahora cerrar el tráfico en más municipios como Cuautla, Yautepec, Jiutepec y Jojutla. Es muy conveniente que los universitarios no afecten a la ciudadanía en general. Comentando con más de uno, coincidíamos en que es bueno tomar las casetas de las autopistas y no cerrar el tráfico. De aquí se deriva otra demanda que tiene que ir a la agenda de este nuevo régimen: la necesidad de quitar el peaje de las autopistas, es carísimo, es arbitrario y no representa grandes ventajas ni nada que se le parezca a los usuarios. Sugerencia: tómese una partida de los gastos de la Suprema Corte y páguese a los trabajadores de nuestra universidad. No han cobrado sus quincenas ya no digamos sus aguinaldos.

Ahora deséenles Feliz Navidad, justo como la que van a pasar los señores ministros a quienes se les recompensa ampliamente por los servicios prestados a la nación tales como liberar a los asesinos de Acteal, declarar lícito el pago de intereses sobre intereses, dispensar a los responsables de las violaciones y la represión a los de Atenco, negar una consulta popular para decidir la reforma energética entregando nuestros recursos a empresas extranjeras… y más chuladas.

Estos angelitos reciben su gratificación (así dice) de fin de año, compensaciones de apoyo, pago por riesgo, servicios de traslado y viáticos a fin de que cumplan su tarea sin mayores preocupaciones. Tienen una prestación anual en gastos para alimentación (¡!) así como para su teléfono, sus combustibles y servicios de lavandería e higiene… “pérese”, todavía no termina esta lista porque también tienen apoyo para organización de congresos y convenciones, equipo médico y de laboratorio y compra y arrendamiento de automóviles nuevos. Como se puede apreciar, los responsables de administrar la justicia presumen su injusticia, se justifican y autosolapan sus abusos, reivindican a los fariseos del templo de Jerusalén asumiéndose como los puros, límpidos y prístinos personajes, no como los publicanos pecadores. No hay en el mundo mundial (así dicen los chavitos) trabajadores que reciban estos sacrosantos emolumentos tan sencillamente indignos si exceptuamos a los narcotraficantes y a Donald Trump.

Aquí en Morelos –gracias al último sexenio perredista y graquista– quedaron muchas secuelas administrativas, financieras, ecológicas y trágicas. Entre ellas la atención a la Universidad en todo y por todo; el negocio que representó el catastrófico paso exprés con pérdidas humanas y ecológicas; la atención debida también a los maestros de Coros Escolares tan ninguneados en su tarea y en sus miserables salarios, asunto que debe resolver y retomar la Secretaría de Cultura; el Instituto de la Mujer envuelto ahora en crisis administrativa y también en disputas por espacios de poder como se manifestó en el Congreso hace algunos días; el pago oportuno a las maestras del llamado tiempo completo de educación básica y otros menesteres del IEBEM dirigido ahora por otro cuate del Cuau con historia priísta y todo lo que eso significa; el asunto del campo morelense cuyo secretario actual no tiene la menor idea ni del estado ni del problema agrícola…

Nuevo año con muchas expectativas y nuevo góber sin… sin… sin…

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