Víctor Flores Olea
Uno de los compromisos más difíciles de cumplir para Andrés Manuel López Obrador, como Presidente de la República, es sin duda su famosa “Cuarta Transformación”, no sólo por su carácter abstracto (para un gobierno específico) sino por lo difícil que el mismo AMLO la ha puesto, por lo alto que él mismo elevó su vara de medición: no se trata ¨simplemente¨ de hacer ¨mejor las cosas¨, sino de hacerlas dejando a su paso una huella histórica, marcando en la historia del país un punto de referencia, algo nuevo transformador al punto de que Mexico sería uno y otro después de esa Cuarta Transformación.
Independencia, Reforma y Revolución: son suficientes los nombres para percibir la importancia de cada uno, el radicalismo de todos ellos que, en efecto, transformaron al país de medio a medio. Una transformación de ese calibre, en pleno siglo X X, seguramente no resulta fácil ni está asegurada, pero como propuesta de un político resulta admirable por su propia dificultad, por la arista utópica que sugiere y por el tremendo esfuerzo que supone llevarla a cabo, no sólo en el aspecto político sino en el intelectual, es decir, por el elemento visionario que necesariamente contiene, por el perfil ¨irrealizable¨ que supone.
Y la mejor muestra es que sus críticos actuales, detractores majaderos de ayer, se remiten siempre (o casi) a lo ¨irrealizable¨ de las aspiraciones de AMLO, tachándolo hasta de mentiroso. Y ahí es precisamente donde se percibe la diferencia, la superioridad intelectual de quien concibe al país como un proceso en ascenso, en espiral, de aquellos que se conforman con entenderlo como un objeto casi fijo, inamovible (siempre ¨más de lo mismo¨) al que se le aplican las fórmulas más simples del utilitario económico, social y político.
Por lo pronto, esa superioridad intelectual quedó de manifiesto en las pasadas elecciones, en que AMLO triunfó abrumadoramente. Sí, dirán sus críticos, pero ahora veremos que pasa en la realidad del gobierno (muy distinta a las promesas de campaña). Sí, tienen la razón, lo veremos entonces.
En el discurso que pronunció en su cierre de campaña AMLO detalló algunos aspectos de su famosa transformación, que incluirá desde el rescate al campo y reducir la desigualdad, hasta tener una “auténtica democracia” y juzgar al presidente en funciones por delitos de corrupción.
AMLO sostuvo en esa ocasión: “Con base en lo logrado buscaremos emprender una transformación pacífica y ordenada, sí, pero no por ello menos profunda que la Independencia, la Reforma y la Revolución; no hemos hecho todo este esfuerzo para meros cambios cosméticos, y mucho menos para quedarnos con más de lo mismo”.
Y añadió: ¨Lograremos un auténtico Estado de Derecho en el entendido de que “al margen de la ley nada y por encima de la ley nadie”, y ésta es una de las claves que propicie el cambio profundo del tabasqueño. A ello se le suma que bajo su gobierno nadie será espiado y habrá un cambio radical del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN).
Los próximos seis años habrá respeto a las distintas ideas y religiones, además se garantizará el derecho a disentir. Su idea es establecer una “auténtica democracia” y garantizar elecciones libres; el Congreso recibirá una iniciativa para que los delitos electorales se consideren delitos graves y así “poder enviar a la cárcel sin derecho a fianza a funcionarios, dirigentes de partidos y ciudadanos que violen el principio de sufragio efectivo”.
AMLO además de que propone acabar con la corrupción afirmó que “nadie gozará de impunidad”, lo que incluirá no sólo a sus colaboradores sino incluso a sus familiares. Por otra parte, pretende reformar el artículo 102 de la Constitución a fin de que el presidente en funciones pueda ser juzgado por corrupción.
Y como el “pueblo pone y el pueblo quita”, su mandato será sometido a consulta cada tres años para conocer si la ciudadanía aún lo quiere en el puesto. Otro de los cambios radicales que hará es bajar su sueldo y el de los altos funcionarios de su gobierno. El objetivo de esta medida es conseguir que el salario de los que menos tienen pueda subir. Tal aspecto esta ya en proceso. La ¨Cuarta Transformación¨ incluye también eliminar los “lujos” del gobierno como vivir en la Residencia Oficial de Los Pinos, dejar de usar el avión del Presidente, así como los servicios del Estado Mayor Presidencial.
Además, dijo que cancelará la pensión a todos los expresidentes (también ya en proceso), por lo cual, cuando pase a engrosar las filas de exmandatarios, AMLO tampoco contará con ese estipendio que se les entrega actualmente a los antiguos gobernantes.
Dijimos que el rescate del campo es sin duda una de las grandes necesidades del país, por lo que será una prioridad para López Obrador, al igual que lo será impulsar la industria de la construcción y al sector energético, luz y petróleo.
Aumentar al doble la pensión a adultos mayores, ofrecer atención médica y medicamentos gratuitos para los mismos, mejorar la calidad de la educación (hasta el punto de cambiar el 100% la fallida de Peña Nieto) y asegurar lo mejor de la nueva a los niños y jóvenes del país, son otros elementos claves que formarán parte de la Cuarta Transformación.
Y todo ello, enfatiza López Obrador, sin violencia ni intervenciones armadas, como ocurrió en su momento con las otras grandes transformaciones de México.