Hugo Carbajal Aguilar* Termoeléctrica, presa, carretera…* ¿Y el Tren Maya?
La presa La Parota, en Guerrero, también ha sido objeto de pleitos y discordias descomunales entre los últimos gobernadores y los miles de campesinos que se han opuesto a su construcción. Más de 25 mil familias serían prácticamente arrumbadas, echadas de sus tierras, casas y campos. El góber perredista Zeferino Torreblanca fue quien más se ensañó contra esos campesinos ninguneándolos, humillándolos e insultándolos. No se midió el angelito.
La Termoeléctrica de Huesca en Yecapixtla, Mor., fue desde su inicio impugnada y rechazada por los pueblos de Morelos, Tlaxcala y Puebla. Las razones fueron y siguen siendo de peso: El gasoducto está en un terreno sísmico y el agua sería insuficiente tanto para el enfriamiento que necesitan algunos elementos de la planta como para el riego de los sembradíos. Parece que la misma UNAM tuvo que acudir con algunos geólogos para el estudio del terreno donde se instala ese gasoducto.
La carretera Lerma-Tres Marías también fue otra iniciativa empresarial de gobierno y privada que no midió las consecuencias ecológicas. Se pretendían tirar (¿o se tiraron ya?) más de 20 mil árboles en ese lugar conocido en la jerga ambientalista como Bosque de Agua. Hubo protestas de científicos que se opusieron y entregaron un documento a los gobernadores de entonces: Marcelo Ebrard, Peña Nieto y Marco Adame. No los pelaron. Es más, Adame, de Morelos, dijo que eran ecoterroristas… háganme favor, hasta neologismos inventaba este egregio.
Han dejado un país hecho trizas por dondequiera que se le vea, de ahí la necesidad de reconstruir. Por eso se habla de soluciones radicales aunque advirtiendo el contexto internacional eso equivaldría a que toda la masa mediática se nos echara encima. La Derecha no descansa y se siente agredida en sus intereses, lo más valioso es el negocio sin tomar en cuenta las consecuencias. La ganancia, el lucro desmedido es el objetivo central, la meta, el target buscado.
Por esas razones deben reconsiderarse todos esos proyectos que sólo buscaban medrar a costa de los pobres, de sus terrenos y del impacto ambiental. Y en ese mismo sentido debe revalorarse, evaluarse, analizarse los proyectos de obras pensados en este nuevo sexenio como el Tren Maya. Porque… ¿Cómo es posible que ahora los empresarios que se cansaron de denostar a López Obrador sean los más interesados? Se entiende que el negocio es lo único que les importa. Todavía el año pasado se presentó un libro coordinado por Vargas Llosa, el hijo de Mario, cuyos exponentes fueron Pedro Aspe y Sergio Sarmiento. “El estallido del populismo” es su título. El evento fue organizado por un organismo “Caminos de la libertad” de Ricardo Salinas Pliego sí, el mismo que hoy es miembro activo del Consejo Asesor Empresarial de este gobierno.
Carlitos Hank González está más que encantado con el proyecto siendo dueño de cientos de hectáreas en Quintana Roo que verán aumentada su plusvalía. Es dueño del exclusivísimo Secrets Playa Mujeres. ¡Bravo!
Javier Garza Calderón también está entusiasmado. Es el dueño del grupo Oneo con inversiones en Villa Manatí que ofrece servicios turísticos. En el Parque Industrial IBC de Chetumal cuenta también con terrenos que incrementarán su plusvalía. Y otro espécimen es Daniel Chávez Morán con grandes inversiones en Playa del Carmen. Estos antipopulistas que caminan rumbo a la libertad dibujan en sus cuidadas caritas una sonrisa de oreja a oreja.
Sería una obra disruptiva más como dicen los expertos, es decir, una de esas que alteran la situación de los lugares donde se realizan. Los ejemplos cunden: Lázaro Cárdenas, Cancún, Huatulco. En las nueve bahías de Huatulco barrieron prácticamente a los pescadores, los hicieron a un lado y regalaron los terrenos a las grandes cadenas hoteleras que ponen boyas y vallas en “sus” playas ahora privadas. Y, gracias al PRI, entregadas legalmente en propiedad a esas empresas turísticas. Es más, se niegan a pagar el impuesto predial. Estos fariseos modernos legalizaron este despojo a los pobres para no ser acusados con dureza ni atacados.
Más problemas: ¿Qué va a pasar con Calakmul, la Selva de Chiapas y la Laguna de Bacalar? ¿Perderán los habitantes su hábitat, su cultura y su selva en favor de un turismo masivo empobreciéndose aún más? Esto no significa Desarrollo sino Crecimiento o Progreso mal entendido. Un proyecto realmente generador de Desarrollo Integral está obligado a tomar en cuenta las necesidades de esos pueblos para propiciar planes productivos sustentables que satisfagan esos anhelos y esas urgencias elementales.
El EZLN –y no únicamente–, el Congreso Nacional Indígena y todos esos pueblos originarios algo tienen que decir.