Ricardo Manuel Wan Moguel
La idea de este artículo la tomé de la obra ¡Ay Morena Encantadora! El folclor literario ferrocarrilero de Aguascalientes de Gabriel Medrano de Luna publicada por El Instituto Cultural de Aguascalientes en el 2008. En dicha obra, el autor analiza minuciosamente, con una perspectiva cultural, la producción de textos de los ferrocarrileros de Aguascalientes en los cuales se aprecia la construcción de una cultura popular propia.
¿La razón? el autor considera que los rieleros de Aguascalientes jugaron un papel primordial en la historia porque, a finales del siglo XIX y principios del XX, alentaron el desarrollo económico, político y social del estado. Así pues, Medrano de Luna identifica un cambio en la sociedad después de la introducción de los caminos de hierro. Sin embargo, recalca que ciertas expresiones culturales no desaparecieron por completo, sino que se resignificaron para continuar vigentes y formar una “cultura ferrocarrilera”.1
Después de leer dicha obra, me planteé la pregunta, ¿Existe la cultura ferrocarrilera en el Estado de Yucatán? Sin duda alguna no se ha llevado a cabo ningún estudio minucioso como el que Medrano de Luna realizó para Aguascalientes. No obstante, se puede responder a esa pregunta de manera afirmativa considerando la relevancia que los ferrocarriles, al igual que en Aguascalientes, tuvieron en el Yucatán de finales del siglo XIX y principios del XX. Además, hay ciertos elementos que el autor considera para hablar sobre una cultura ferrocarrilera que bien se pudieron haber presentado en las tierras del Mayab. Entre ellos, la configuración del espacio urbano, la simbolización del mundo ferrocarrilero, la aparición de nuevos trabajos y el aprendizaje de la labor ferroviaria.
En cuanto al lenguaje folclórico ferrocarrilero, Medrano de Luna lo encuentra y analiza en cuentos, poemas, corridos, leyendas, remembranzas y anécdotas que le permitieron reconstruir la cultura ferroviaria de Aguascalientes. En el caso de Yucatán no he hecho una búsqueda de la producción escrita sobre ese tema. Sin embargo, con base en la experiencia y la plática que he tenido con diferentes personas en un recorrido de campo que realicé para conocer la historia de las ex estaciones ferroviarias, me percaté que aún quedan recuerdos de remembranzas, leyendas y anécdotas que la gente del interior del Estado tiene con relación a los caminos de hierro.
Por último, hay que mencionar que aún quedan edificios importantes de la historia del ferrocarril que la gente reconoce y relaciona con la cultura ferrocarrilera como la ex Estación Central y el ex Sanatorio Rendón Peniche. Asimismo, no hay que olvidar que la cultura ferroviaria también se puede encontrar en la música, como en la jarana “El ferrocarril”, gracias a la cual, la gente que nunca viajó en tren, puede saber que los caminos de hierro que iban a Izamal, cruzaban por Tixkokob.
1 Gabriel Medrano de Luna, ¡Ay morena encantadora! El Folclor…, pp.19-20.