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Opinión

El Vaticinio que NO Habrá de Fallar

Guillermo Fabela Quiñones

Apuntes

Los vaticinios de un fracaso del régimen del presidente Andrés Manuel López Obrador no cesan ni lo harán porque son parte de la campaña de los poderes fácticos en contra de un gobernante decidido a ejercer su mandato de manera democrática y progresista. No hay día que los medios no mencionen problemas que pueden ser un obstáculo insalvable para el Ejecutivo, de dentro y fuera del país se advierte que no alcanzará sus metas, tanto económicas como sociales.

Esta es una variante de la estrategia de meter miedo a la ciudadanía, no importa que durante la campaña electoral se haya fracasado. Ahora se quiere inducir el temor a un gobierno que no tendrá posibilidad de sortear tantos problemas como los que tiene que enfrentar, a fin de que la población deje de prestar su entusiasta apoyo al líder social que logró su objetivo después de dos décadas de lucha contra un sistema político decadente y en total bancarrota ética.

También habrán de fracasar los estrategas de la derecha porque la gente está muy consciente de que esos problemas, los supere o no López Obrador, son el legado de la corrupción y la decadencia del viejo régimen. De ahí que cada día que pasa los principales representantes de los poderes fácticos, es decir los últimos mandatarios neoliberales, se muestren más desesperados y preocupados por su futuro.

Se supo de una reunión en Madrid, la semana pasada, de Enrique Peña Nieto con Vicente Fox y Felipe Calderón, convocados por Carlos Salinas de Gortari, obviamente no para descansar ni hacer turismo, sino para planear qué hacer para neutralizar a López Obrador. Se les unió un conocido comunicador de Televisa que por su trayectoria no podrá aportar mucho en cuanto que su descrédito es apabullante.

Como quiera que sea, la derecha está al borde de una crisis nerviosa pero además -esto es lo peligroso-, decidida a no permitir que López Obrador siga adelante porque saben sus ideólogos que a medida que pase el tiempo el ejercicio del poder, en vez de desgastarlo parece fortalecerlo. Es así por una sencilla razón: ha sido congruente y el ciudadano común lo siente suyo, es el líder que necesitaba y que sabe no le habrá de fallar.

Tenían la esperanza, los representantes de los poderes fácticos más reaccionarios, que con el presidente Donald Trump iban a tener un apoyo incondicional. No ha sido así, porque el régimen neoliberal es el verdadero peligro para las inversiones, en gran medida involucradas en acciones corruptas que no son seguras en el corto plazo. México se volvió el país más corrupto de América Latina y el más desigual.

Los organismos internacionales siguen actuando como si las cosas no hubieran cambiado en México, de ahí la enorme posibilidad de que fallen sus pronósticos, como el de que el crecimiento del PIB será menor que el de Brasil en este año. Dejan ver su entrega al modo neoliberal y quieren apoyar a Jair Bolsonaro, cuando lo más probable es que falle como “mandatario” por su entrega total a las grandes trasnacionales.

De ahí que quienes quieren el fracaso de López Obrador se quedarán con las ganas. Seguirá adelante porque ni a Trump le inquieta su gobierno y los grandes barones del dinero tampoco quieren el regreso de corruptos tan cínicos y voraces, con quienes además comparten beneficios.

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