Jorge Lara Rivera
…“Mira que es grande el destino y esta ciudad es chica”… “Para qué describir lo que hicimos en la alfombra/ si basta con resumir que le besé hasta la sombra.” –‘Historia del taxi’, Ricardo Arjona
Un beso selló la declaración conjunta, comprometiéndose a promover el diálogo y la paz y oponerse a la discriminación de las minorías y las interpretaciones fundamentalistas que se apartan del mensaje de concordia entre los seres humanos de las dos mayores religiones monoteístas del mundo, suscrita por el gran imán musulmán de Al-Azhar, el sheik egipcio Ahmed Al Tayeb y Jorge Mario Bergoglio Sívori (alias ‘Francisco’), Papa 266º de la cristiandad, en el marco de la visita de éste a Abu Dabi, centro político y financiero de los Emiratos Arabes Unidos, en la península arábiga.
La imagen del gesto fraternal que remitió a una provocación de la propaganda Benneton (2011 con Benedicto XVI) y al beso en la boca entre Leónidas Brezhnev y Erich Honecker, a la sazón líderes de las extintas URSS y Rep. Democrática Alemania respectivamente, durante la llamada ‘Guerra Fría’, dio la vuelta al mundo y provocó confusión en sectores machistas.
Precisamente en el vuelo de retorno a Roma desde Abu Dabi, el Sumo Pontífice desplegó un astuto subterfugio de la más rancia diplomacia para eludir compromisos con relación a la solicitud de mediación que le formuló el acosado mandatario venezolano Nicolás Maduro Moros, aceptando que El Vaticano medie en el conflicto pero “sólo a condición de que ambas partes así lo quieran” (obviamente, la oposición que jefatura Juan Guaidó, abanicada por el neocolonialismo europeo y el imperialismo norteamericano, no lo hará). En el mismo vuelo tuvo que aceptar que las denuncias de violaciones y abusos sexuales por parte de clérigos a monjas católicas es real, aunque evadió señalar qué medidas eficaces se han tomado al respecto. El anuncio coincide con los reclamos por la complicidad del clero católico en los casos de pederastia en Ecuador y la salida a luz pública de la violencia sexual que 3 pastores estadounidenses han perpetrado contra varias jovencitas de sus congregaciones, 2 de los cuales ya se han declarado proceso en tanto el 3ero., además de su esposa e hija acusadas de secuestro e intento de asesinato de la víctima, esperan a ser procesados.
Con todo, el viaje papal parece un triunfo publicitario que compensa el mediano éxito con que ha concluido en Panamá la llamada Jornada Mundial de la Juventud que no alcanzó borrar el desprestigio del actual pontificado pese a su discurso edulcorado. Menos cuando en las vísperas tuvo lugar la execrable falta cometida al predicado respeto al prójimo y contra la dignidad de la persona en agravio de Nathan Phillips –un anciano, nativo de los Omaha de Nevada, de las primeras naciones de Estados Unidos, y veterano del Ejército de ese país quien luchó en Vietnam entre 1972 y 1976– por jóvenes, alumnos del Covington Catholic High School, de Kentucky, instituto para varones, uno de los cuales adoptó una actitud de acoso contra el indígena interponiéndose en su camino y burlándose de sus cantos de sanación que pretendían aliviar la tensión (surgida entre participantes de manifestaciones de grupos rivales cerca del Memorial Lincoln Center realizadas en Washington, D.C., donde coincidieron integrantes de la marcha anual de los de veteranos indígenas de guerra en conmemoración de los caídos, con los Pro Vida y los jóvenes afroamericanos de otra confesión cristiana que, incongruentes, se habían empezado a insultar) y a quien su alcahueta madre exculpa pretextando que el omaha “tocaba su tambor muy cerca” de ellos –y osaba respirar (el piel roja) el mismo aire que su blanquito ‘bebé’, le faltó decir. Hechos que evidencian la hipocresía de una fe que se arroga el papel de implacable e impoluto juez moral de la humanidad creyente y no creyente.