Síguenos

Última hora

Atacan a machetazos a un hombre en “Las Torres” de Playa del Carmen

Opinión

Venezuela bajo ataque

Por Jorge Lara Rivera

Con la misma pasmosa exactitud con que un periodista venezolano predijo semana y media antes de la autoproclamación de Juan Guaidó (entonces un desconocido en el exterior) que ésa iba a ocurrir y que “los días de Nicolás Maduro al frente de Venezuela” los había contado Estados Unidos, han venido sucediéndose los acontecimientos del guión que preparó la Casa Blanca para asegurarse la disposición a su arbitrio del petróleo de ese país. No obstante, existen algunos ligeros matices en ellos que podrían hacer variar el gran final previsto.

Por lo pronto la fallida introducción de la mentada “ayuda humanitaria” que no pudo entrar ni ser repartida a la población como aseguró el espontáneo autoproclamado presidente encargado; resultando además que el incendio de los camiones en que se transportaba ésa no fue realizado por la gente de Maduro como pretendió la propaganda injerencista, sino por errores de los saboteadores a sueldo, tal pudieron comprobar medios extranjeros (entre ellos algunos estadounidenses). Además, el delicado juego de evasión de las sanciones estadounidenses contra la economía de la nación bolivariana, emprendido por el gobierno de Caracas buscando colocar en el mercado internacional los millones de barriles de crudo que Washington ha dejado de comprar.

Mientras tanto, 6 días luego del mega apagón provocado por el sabotaje y un presunto “ataque electrónico de alta tecnología”, la energía por fin empezó a restablecerse en la capital y otras ciudades, aunque las autoridades han prevenido que es posible “ocurran cortes intermitentes”. Entre tanto se hace cada vez más patente el sabotaje realizado por la oligarquía local en contubernio con los planificadores norteamericanos, a decir de expertos; aunque otras voces aseguran que se trata de las lógicas consecuencias del torpe abandono de instalaciones con tecnología alimentada por combustible fósil, a la excesiva dependencia de una sola represa fluvial por el déficit de la capacidad energética rebasada con el considerable aumento de la población, y la escandalosa corrupción de funcionarios voraces del régimen, quienes se embolsaron milmillonarias sumas destinadas al mantenimiento de la infraestructura energética desde 2006, amén de la altura sobre el nivel del mar de la capital la cual requiere bombeo que demanda mucho consumo eléctrico.

Y en tal marco tiene lugar la confesión a CNN de uno de los implicados en el frustrado intento de magnicidio que confirma la autenticidad de la conspiración e implica la displicencia colombiana de la conspiración y una incidental y muy limitada participación de agentes estadounidenses a la caza de información para capitalizar en desestabilización del país suramericano, como también fue previsto sucedería por los teóricos de la “guerra de baja intensidad”, sin necesidad de ejércitos. Diversos medios han puesto en claro que la infortunada Venezuela se ha convertido en un campo para la experimentación para poderosos intereses que convergen en ella entre los que figuran los de China, el mayor acreedor de Caracas que ve en la república bolivariana que cuenta con las mayores reservas petroleras del mundo un enclave geoestratégico para el voraz consumo energético que requiere su propio gigantesco desarrollo; y cuyos préstamos e inversiones oscilan entre 50 mil millones y 67 mil millones de dólares y aunque se ha devuelto gran parte quedarían por saldar 16 mil millones que aunque Guaidó ha ofrecido respetar, no convence a Pekín que por ahora se mantiene cerca del gobierno de Nicolás Maduro.

La Rusia de Vladimir Putin, por su parte, lleva su enfrentamiento global a territorio americano en abierto desafío a la Doctrina Monroe y recoge el guante que Washington le lanzó en el conflicto de Moscú con Ucrania. El valor de sus inversiones es considerable (entre 10 mil millones y 17 mil millones de dólares) y sus motivaciones son tanto políticas como económicas al asociar a su petrolera Rosneft con Pdvsa, la industria petrolera venezolana. A decir de Hugo Chávez la relación con Irán es “sagrada” y aunque Maduro y Rohani heredaron esos nexos bilaterales su alianza se basa en la política antinorteamericana del régimen de la república islámica, lo que explica su cercanía con Bolivia y Cuba.

Turquía, en cambio, se mueve por interés debido a su necesidad de oro (la mayor mina del metal regio está en Venezuela) para la fabricación de joyas por lo cual desde 2018 es de sus socios comerciales más importantes (compró 900 millones de dólares), aunque también existen paralelismos que los identifican como el intento de golpe de estado que afrontó Recep Tayyip Erdogan, durante el cual Maduro fue de los primeros en apoyarle en los foros internacionales.

India, el segundo país más populoso del mundo, importa el 85% del petróleo que consume y percibe la pronta escasez del crudo y su alza en los mercados internacionales. De ahí que desde hace 10 años sea el 3er., si no el 2º mayor comprador del espeso crudo venezolano, gracias a su industria de refinación. Y desde enero se ha convertido en destino principal de las exportaciones petroleras de Caracas, en parte por el embargo estadounidense, y en parte porque paga en efectivo que tan desesperadamente precisa. De ahí que John Bolton, consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, amenazara a Nueva Delhi con que “Las naciones y firmas que apoyen el robo que Maduro hace de recursos venezolanos no serán olvidadas”. Lo cual coloca a India ante un grave dilema que toma en serio porque quedarse sin acceso a la infraestructura financiera estadounidense no es una opción.

Tras 6 días sin electricidad, Venezuela ha logrado sortear aunque no de modo incruento (24 muertes) esta nueva trampa de la oligarquía sin escrúpulos que pretende entregar al gran capital los ingentes recursos mineros y petrolíferos en provecho para sí, a través la emergencia causada por el sabotaje a su sistema de energía. Sin caer en triunfalismos, para desconsuelo de sus enemigos y los patrocinadores de éstos, como en el eslogan de muchas marchas “Venezuela vive, el régimen de Maduro sigue”.

Siguiente noticia

De Peces y Populistas