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Opinión

Otra mosca atrapada en la pared

Jorge Lara Rivera

La ópera bufa montada por el capitalismo transnacional (mineras de Canadá, ultraderecha belicista de Estados Unidos sedienta de aumentar reservas hídrica y petrolífera estratégicas, exhibicionistas de la Unión Europea con afanes neocolonialistas, y los personeros injerencistas de todos ellos –OEA, Grupo de Lima, Mecanismo de Montevideo– en Latinoamérica) contra la República Bolivariana de Venezuela con el cuento de la ‘Carta Democrática’, fingido arranque de trance antirreeleccionista (práctica que todos ellos usan, entusiastas, para mantenerse en el poder en sus países) incluido, prosigue. Pero no sin sobresaltos para sus patrocinadores de Washington, Ottawa y Bruselas.

A la tensión generada por la captura en Brasil de saboteadores nativos que cruzaron la frontera tras atacar fallidamente una guarnición de las fuerzas armadas venezolanas; el crispamiento de la precaria situación en el Golfo Pérsico generada con el ‘asesinato selectivo’ contra el estratega iranio de la Guardia Revolucionaria Islámica, Qasem Soleimani, en represalia por el ataque a instalaciones militares estadounidense donde murió un contratista norteamericano, con riesgo para el abasto petrolero mundial, se agrega la inopinada detención en Maracaibo de una ex senadora colombiana Aída Merlano (evadida de la cárcel donde purgaba condena de 15 años por delitos electorales). El hecho ha dado inesperado giro al posicionamiento de supuesta superioridad ‘moral’ de quienes cuestionan al gobierno de Nicolás Maduro en la zona por lo que airea de los secretos nexos entre la clase política y la oligarquía colombiana, cuyos intereses representa Iván Duque Márquez.

Y es que aparte su manifiesta incapacidad para conseguir la pacificación y reconciliación nacionales, el gobierno de Iván Duque, como antes en Ecuador el de Lenin Moreno (quien se tragó sus descalificaciones al socialismo “de siglo pasado” de Venezuela cuando, ante violentas protestas callejeras, ‘cacerolazos’ y paros laborales que amenazaban su permanencia en el cargo, debió retirar su draconiana medida –atentatoria a la maltrecha economía de la gente común– que quitaba el subsidio a la gasolina y generaría una cascada de aumentos de precios), se atraganta con sus acusaciones de “corrupción” y “narcotráfico” al gobierno vecino pues el interrogatorio a aquélla revela el entramado de complicidades, desaseo y ‘enjuagues’ oficiales con la oligarquía colombiana en lucrativos negocios, dejándolo malparado, además de hacerlo objeto de ‘memes’ burlones en Internet por lo disparatado de su puntada de que “solicitaría la extradición de la ex congresista” a ¡Juan Guaidó! quien no gobierna ni siquiera el terreno que pisa en Venezuela. Todo con tal de no retomar las relaciones, así sea en nivel consular, con el gobierno constitucional legítimo de Caracas.

Y Venezuela ha informado que cumpliendo los protocolos azules, rojos, de Interpol tiene detenida a “una treintena de colombianos” prófugos, pero rotas las relaciones bilaterales no sabe a quién entregarlos, por lo cual ha invitado a Bogotá a restablecer canales diplomáticos.

A propósito, temeroso de que su desesperado recurso llamando a una mega manifestación de venezolanos residentes en Miami, Florida, no llene la plaza poniéndose en ridículo justo frente a sus amos, el títere de Washington autoproclamado presidente encargado del país sudamericano, Juan Guaidó ha extendido su convocatoria a los cubanos y los nicaragüenses residentes allí pretextando que todos ellos son víctimas de dictaduras. Por cierto, a pesar del circo con su truqueada “gira internacional” que incluyó visitar el Foro Económico de Davos, Suiza, para pontificar sobre democracia a quienes patentaron el cuento, e ir a arrojarse a los pies del régimen neocolonialista español (que criminaliza la protesta pública, viola derechos humanos de catalanes y niega la independencia a Cataluña y el País Vasco, mientras explota a migrantes norafricanos y discrimina a latinos ‘sudacas’, en tanto exporta armas a áreas conflictivas del orbe como Arabia Saudita), y de las nuevas sanciones económicas de la Casa Blanca a funcionarios del gobierno venezolano, con abiertas amenazas de apoyar su derrocamiento, envuelto en escándalos de corrupción Guaidó no ha conseguido más que corteses frases de aliento, ni más aire para su farsa que el de los aplausos.

Ni modo míster Trump, no se sulfure; ni haga berrinche porque la realidad y el mundo no siempre se ajustan a su capricho de niño rico. “Allá en la fuente había un chorrito,/ se hacía grandote, se hacía chiquito,/ estaba de mal humor,/ pobre chorrito tenía calor”.

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