Opinión

Argentina de pie

Michael Vázquez Montes de Oca

Economía Popular

Hace unos días el actual Presidente pronunció un discurso que apunta a que Argentina se pone nuevamente de pie, después de los años de neoliberalismo de Mauricio Macri, que puso a su pueblo de rodillas ante las exigencias del Fondo Monetario Internacional y el capitalismo transnacional.

Entre 1880 y 1916, la llamada República Conservadora u Oligárquica organizó un exitoso modelo agroexportador, orientado a la producción de carne y granos con destino al mercado británico principalmente, provocando concentración de la riqueza en pocas manos y la exclusión de las clases trabajadoras. Alcanzó altos cotas de progreso, atrayendo una corriente inmigratoria, que introdujo ideas como el socialismo y el anarquismo, participaron en la creación de organizaciones de ayuda mutua y sindicatos e impulsaron el desarrollo de una clase media considerable.

En 1946 fue elegido presidente Juan Domingo Perón y, acompañado por su esposa Evita, encabezó un movimiento que priorizó la justicia social, la soberanía política y la independencia económica, estableció el sufragio femenino, la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de los hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio, la gratuidad de la enseñanza universitaria, la ayuda a los más vulnerables, erradicó el paludismo, nacionalizó los ferrocarriles y el comercio exterior y generó un fuerte proceso de industrialización.

En 1951 repite con el 63.4% de los sufragios, pero con un fuerte rechazo de los opositores, polarizándose la sociedad en peronistas y antiperonistas. Perjudicó los intereses británicos y el inicio de un conflicto con la Iglesia Católica debilitó la lealtad de vastos sectores, siendo derrocado en 1955.

Fue escogido como mandatario Arturo Umberto Illia (UCRP) en 1963, quien sería depuesto por un golpe militar en 1966, asumiendo Onganía, que junto a otras dos dictaduras, conformaron la autodenominada revolución argentina (1966-1973) y fue la primera de los regímenes militares que se multiplicaron con soporte activo estadounidense a través de la Escuela de las Américas y la doctrina de la seguridad nacional en el marco global de la Guerra Fría.

La abolición de la actividad política y el terrorismo de Estado provocó la aparición de varias organizaciones (Montoneros, FAR, ERP y otras). Acorralada por la insurrección popular, la tiranía organizó una salida electoral con participación del peronismo en 1973, triunfando Héctor José Cámpora, que renunció ese mismo año y fue favorecido Perón por tercera ocasión, sucediéndole su vicepresidenta y esposa, María Estela Martínez, etapa en que se deterioró aceleradamente la situación interna, debido a la crisis del petróleo de 1973 y la generalizada violencia, se asesinaron a cientos de antagonistas, se instalaron centros clandestinos de detención y represión ordenada por los llamados decretos de aniquilamiento.

En 1976 se produjo otro golpe militar, estableciendo un régimen de terrorismo que duraría casi ocho años, coordinado internacionalmente con otras dictaduras mediante el Plan Cóndor, bajo el amparo de los Estados Unidos, que sistematizó los secuestros y torturas, causando miles de desaparecidos y cientos de niños que sufrieron la supresión de su identidad.

La democracia fue restablecida en 1983 con Raúl Alfonsín, de la Unión Cívica Radical, continuando Carlos Menem del Partido Justicialista, que detuvo la inflación mediante un régimen de convertibilidad, llevó adelante privatizaciones, desregulación y endeudamiento externo, en consonancia con el Consenso de Washington. La criminalidad se elevó bruscamente y en 1998 comenzó un período de recesión que duró cuatro años y desembocó en la peor crisis de la historia argentina.

En el 2003 fue elegido Néstor Kirchner del Frente para la Victoria, que inició el procedimiento contra cinco miembros de la Corte Suprema; se anularon las leyes de impunidad, fueron reabiertos los juicios por crímenes de lesa humanidad, se impulsó la desarticulación del ALCA, los compromisos con el FMI fueron cancelados y se realizó una reestructuración de otros. El PBI creció de 97 mil millones de dólares en el2002 a 329 mil millones de dólares en el2007 y el desempleo se redujo del 17.9% en el 2002 al 8.5% en 2007.

En 2007 ganó Cristina Fernández de Kirchner y algunas de las medidas fueron la constitución de la UNASUR y la re estatización de empresas. En el 2011 fue reelecta y durante sus dos mandatos redujo la pobreza, la desocupación y el trabajo no registrado y se duplicó la clase media; el PBI ascendió a 548 mil millones de dólares en el 2014, pero desde el 2012 habían comenzado dificultades y deterioro de los indicadores, debido a la recesión mundial y especialmente la crisis de Brasil.

En el 2015 triunfó Mauricio Macri de Propuesta Republicana (PRO), iniciando una etapa de cambio de la orientación que habían tenido hasta ese momento las políticas kirchneristas, retomando el neoliberalismo, tomó empréstitos por más de 142 mil millones de dólares, para convertirse en el mayor emisor internacional de deuda y como a comienzos del 2018 no lograba obtener nuevos préstamos para pagar los intereses crecientes ante la inminencia del default se produjo una corrida cambiaria que causaría que el peso perdiera la mitad de su valor en dólares.

La economía de Argentina es la segunda más importante en Sudamérica, es el 21 de los países con mayor PIB nominal, ocupa el puesto 48 con mayor renta per cápita y una de las tres naciones latinoamericanas que forma parte del denominado Grupo de los 20 e integra el de los nuevos industrializados. El PBI per cápita medido en paridad de poder adquisitivo, tercero más alto de América Latina, era US$ 20,707 en el 2017.

Es el primer productor mundial de girasol, yerba mate, limones y aceite de soja, de los mayores de soja y de los exportadores de carne, el más grande del continente en trigo, lana y vino, cuarto en petróleo, tercera reserva de gas y principal de biodiésel del globo terráqueo y ha alcanzado un gran progreso nuclear y satelital. También resultan significativos el plomo, cinc, la extracción de oro y cobre, siendo el principal de software de Sudamérica y segundo en fabricación de autopartes.

Con Macri el país estuvo en recesión durante tres de los cuatro años de su mandato; el PBI registró un descenso acumulado del 7.4% en el 2019. La pobreza se estima en el 40% al terminar el 2019, la indigencia en 7.7%, la clase media se redujo y se destaca en Latinoamérica con el mayor deterioro del nivel adquisitivo de los salarios; el mínimo se desplomó 34.8%.

Una colosal contradicción recorre el área que presenta la dualidad de la derecha en los gobiernos y la presión popular en confrontación con el poder y la hegemonía; Argentina no escapa a la misma y no hay dudas que se inicia una etapa para seguir pensando y actuando por la emancipación. Gracias a una unión de los peronistas ahora ha sido elegido Alberto Fernández, que, junto con Cristina Fernández como Vicepresidenta, poco antes de asumir, brindó su posición sobre lo que pasa en la zona. La situación lo ha colocado a la izquierda respecto de los demás gobernantes, lo que puede servir como un mecanismo para aislarlo, pero también para tener una digna posición.

En su primer discurso en el Congreso, hizo hincapié en la situación extremadamente delicada que dejó Macri y dio a conocer los ejes que marcarán su agenda, remarcó los enormes retos que afronta su administración y explicó que la lucha contra el hambre y la pobreza será una prioridad, anunció que enviará al Congreso un proyecto para legalizar el aborto, junto con una iniciativa para dar asistencia a aquellas mujeres de bajos recursos, se pronunció a favor de endurecer las estrategias de seguridad para enfrentar el crimen organizado y el narcotráfico, sostuvo que para revertir el desastroso contexto se ha trazado un programa integral y sustentable y afirmó que se ocuparán de los que han sido olvidados y se refirió a la marcha de la negociación de la deuda externa y a los impuestos al agro.

Señaló que en la batalla contra la inflación se usarán todas las herramientas legales, que se está trabajando para crear disposiciones de defensa del consumidor que evite abusos, mediante el análisis de la estructura de costos, las relaciones entre intermediarios y canales de comercialización. Describió el escenario recibido, un récord de inflación del 53.8%, la desocupación trepó al 9.7% destruyendo más de 240 mil empleos entre 2015 y 2019, la industria instalada registra una capacidad ociosa que roza el 40% y dos años sumidos en una recesión profunda

Subrayó que el proceso tiene que tener como protagonista al campo y convoca a la colaboración en la lucha contra el hambre, recalcando el papel que tienen que dar aquellos que producen y exportan porque tienen mejores condiciones y la propuesta preserva a los pequeños y respeta lo impuesto en la ley de solidaridad social y reactivación.

Manifestó que quiere proponer un conjunto de acciones colectivas relacionados a la recuperación de la capacidad productiva, aseguró que inició una renovada ofensiva nacional por el gas y el petróleo y divulgó un proyecto para el desarrollo hidrocarburífero y minero, que promueva y estimule la inversión y facilite el avance de la cadena de valor.

Como asevera Atilio Borón, fue un sobrio discurso y con una encomiable voluntad de ir a lo concreto, a tono con los tiempos que corren y las expectativas de la sociedad, que era obvio que la cuestión de la deuda externa sería objeto de reflexión, principal escollo para la refundación y afectada por una insanable ilegitimidad de origen y formas y no es otra cosa que el componente decisivo del saqueo de las riquezas nacionales, en lugar de ser un instrumento de promoción económica y social.

También fueron sustanciales las definiciones en materia de política exterior, el reconocimiento a que se vive “en un mundo de soberanías multidimensionales”, donde el sistema internacional se encuentra convulsionado por un tránsito signado por el declinante poderío de Estados Unidos y en general de Occidente, la irrupción de China como locomotora mundial, el retorno de Rusia a los primeros planos y el lento, pero inexorable ascenso de la India y por eso trabajará para fortalecer la institucionalidad democrática en el surcontinente y hacer que América Latina encuentre su voz, expanda su agenda y reconfirme los principios, entre los cuales sobresalen la defensa de la paz y la seguridad internacional, la solución pacífica de controversias, el apoyo al multilateralismo, el respeto a los derechos internacionales y humanos, la apertura de nuevos canales de diálogo con potencias de América y Europa, trabajar activamente en reafirmar asociaciones estratégicas integrales con China y Rusia y la necesaria reivindicación de una política coherente y sostenida sobre Las Malvinas.

Alberto Fernández ha prometido «poner a Argentina de nuevo en pie». Esperemos que lo logre.