
Continuando con nuestro recuento, el año 2005 había sido hasta ese momento el más activo de la historia, pero la mala suerte volvió a golpear a la zona turística por excelencia del Caribe mexicano y Latinoamérica: Cancún, Isla Mujeres y Cozumel, además de la recién estrenada Riviera Maya, fueron afectados en octubre por el que ha sido hasta ahora el peor huracán de la historia para esa zona, superando incluso los daños provocados por “Gilberto” en 1988, con la llegada del huracán “Wilma”, que con su lento desplazamiento -muy similar a lo ocurrido con “Isidore” en el año 2002 en Yucatán- en 50 horas destruyó la zona mencionada como jamás había ocurrido en Quintana Roo, entidad que tuvo que implementar medidas jamás vista de previsión y preparación, y luego del paso del huracán hubo que desalojar vía aérea, por la ciudad de Mérida, a miles de viajeros que quedaron atrapados en esa devastada zona turística, algo inédito en la historia de la Península de Yucatán.
El año 2007 marcó la llegada del segundo huracán categoría 5 a la Península: “Dean”. Antes lo había hecho “Gilberto” en 1988. Esta vez la mala suerte le tocó al Sur de Quintana Roo, la conocida Costa Maya, que incluye Xcalak, Mahahual, Bacalar y Chetumal. Se temió que se repitiera en Chetumal la historia de “Janet” en 1955, por lo que fue evacuada en su totalidad la zona baja de la capital quintanarroense; sin embargo, el huracán ingresó por la zona de Mahahual, a la que destruyó por completo; una vez que atravesó la Península de Yucatán de Este a Oeste, salió como categoría 1 de la escala Saffir-Simpson por el puerto de Champotón rumbo al Golfo de México.
Pasaron los años y la Península sólo fue espectadora de ciclones tropicales poderosos que destruyeron zonas del Caribe y de la zona Atlántica, en especial a la isla de Puerto Rico, que fue azotada por dos grandes huracanes, uno tras otro, y la destrucción de las islas del norte de las Bahamas con huracanes con comportamientos similares a “Isidore” y “Wilma”, como lo fueron “Irma”, “María” y “Dorian”. Fue hasta en el año 2020 que llegaron a la Península de Yucatán cuatro fenómenos meteorológicos, dos de ellos huracanes. El primero, en junio, fue la tormenta tropical “Cristóbal”, que dejó acumulados de lluvias jamás vistos en la historia de Yucatán con 660 litros por metro cuadrado de altura de lámina, que provocaron inundaciones inéditas en el estado y en Campeche. Luego llegaron el huracán “Delta”, la tormenta tropical “Gamma” y el huracán “Zeta”, que dejaron nuevamente importantes acumulados de altura de lámina precipitada con 330 litros por metro cuadrado, haciendo que el acuífero de Yucatán alcanzara una altura de 5.20 metros sobre el nivel medio del mar, y todo los terrenos que se encontraban a menos de esa altura se inundaron con agua subterránea, algo que nunca había ocurrido en Yucatán, lo cual sentó un precedente histórico al poner en jaque a la exclusiva zona norte de alta plusvalía de la ciudad de Mérida, y lo peor es que en el futuro se puede repetir en caso de ocurrir varios fenómenos meteorológicos simultáneamente.
Para el año 2021, el Centro del estado de Quintana Roo fue azotado por el huracán “Grace”, que luego como tormenta tropical azoto al Centro y Sur de Yucatán, con rachas de viento que alcanzaron los 117 km/h en Mérida, provocando graves daños a la infraestructura, no vistos desde el huracán “Isidore” en el año 2002.
Como vemos, Yucatán ha sido alcanzado por el calentamiento global provocado por el cambio climático en el mundo, que causó el rebose del acuífero, fenómeno que llegó para quedarse, por lo que las autoridades deberán tomar cartas en el asunto y establecer medidas de mitigación.