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Quintana Roo

Nada mal la afluencia del día

Por Yolanda Gutiérrez

 

ISLA MUJERES, 23 de octubre.- A comparación con las semanas previas, empieza a mejorar ligeramente la afluencia de visitantes de pernocta en el destino, aunque será hasta mediados de noviembre cuando los sectores enfocados a la prestación de servicios comiencen a registrar un incremento real en la demanda, que confían se dispare durante el periodo vacacional de invierno, al menos así esperan hoteleros, restauranteros, comerciantes, náuticos y en general todos los giros enfocados a los foráneos.

Desde primera hora los barcos de ruta registraron un buen movimiento de pasajeros, entre los que se encontraban turistas que arribaban con maletas, pero era mayor el número de visitantes de pasadía que descendía de las embarcaciones, entre el que se mezclaban trabajadores y residentes en la localidad.

Los catamaranes que zarpan de la zona hotelera de Cancún y ofrecen visitas al destino, con opción de playa y tour de compras, entre otras, llegaban prácticamente con el cupo completo. Al tocar el muelle, sus pasajeros acaparaban el primer cuadro de la ciudad en grandes grupos, en ocasiones encabezados por un guía, pese a que presuntamente las empresas náuticas están obligadas a dejar a sus turistas en libertad para dirigirse a donde quieran, sin ser inducidos a determinados negocios.

Durante muchos años esta ha sido la molestia generalizada de los prestadores de servicios que juegan limpio, y no establecen convenios con nadie para que sus turistas visiten exclusivamente estos negocios.

Aunque un guía no acompañe a los grupos, durante la travesía rumbo a la ínsula los animadores les inducen a visitar ciertos establecimientos incluso hablan mal de otros lugares con los que los marineros no hicieron convenios, por lo general a título personal, en su afán de ganar mayores comisiones.

Tras llevar a cabo un recorrido por las playas del destino, se pudo observar una mediana presencia de bañistas, de los cuales algunos disfrutaban de las tranquilas aguas de la bahía, especialmente los más pequeños, mientras que turistas nacionales y extranjeros ocupaban camastros y sombrillas de los hoteles en los que se encontraban hospedados o los que se ponen a la renta, que suelen demandar los visitantes que llegan por unas cuantas horas.

Mientras que, en la Terminal Marítima de API, los comisionistas esperaban la llegada de los barcos para abordar a los turistas y ofrecerles servicios de carritos de golf y paseos en lancha, principalmente, en tanto que los trabajadores de los módulos turísticos y negocios de buceo intentaban llamar la atención de los paseantes con la esperanza de que se acercasen y pudiesen proporcionarles toda la información de las actividades en las que se mostrasen interesados.

 

 

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