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Quintana Roo

La lluvia moja más en la casa del pobre

Por Yolanda Gutiérrez

 

Quienes más padecen los efectos de las precipitaciones son las familias de escasos recursos económicos que viven en casas precarias, por lo general levantadas a base de láminas de cartón y maderas, aunque también sufren los estragos del mal tiempo muchas viviendas de material con techos endebles o sin vidrios en las ventanas.

Y es que las fuertes lluvias registradas trastocaron las actividades de amas de casa, conductores, comerciantes y ciudadanía en general. Desde temprana hora de la mañana, paraguas, impermeables, suéteres, chamarras e incluso bolsas de plástico salieron a relucir, mientras que las lluvias paralizaron prácticamente todas las actividades en regiones, colonias irregulares e invasiones, estas últimas conformadas por un buen porcentaje de viviendas precarias.

Los ciudadanos pueden resguardarse con mayor o menor éxito de las lluvias con paraguas o impermeables, pero de mojarse los pies o incluso meterlos más arriba de la rodilla en el agua nadie se salva, motivo por el que en invasiones y asentamientos irregulares de Cancún, así como en regiones y colonias populares, es común los días de lluvia que los transeúntes salgan a la calle con sandalias y bermudas o short, conscientes de que otro tipo de atavío termina, sin excepción, completamente empapado.

El sábado, con la cantidad de lluvia caída, quien no tenía nada que hacer en la calle prefirió quedarse a resguardo en su casa, aunque son muchas las familias que aún en sus hogares sufren y padecen los estragos de la lluvia; sus casas de cartón y madera tienen grietas y espacios por los que se mete el agua, inclusive filtraciones en los techos, lo que les obliga a poner cubetas y trastes para que no se moje el piso.

O bien, cuando los recursos no alcanzan para poner vidrios en las ventanas, la única protección contra la lluvia en estos casos son cobijas y cortinas, que no logran contener al cien por ciento la entrada del agua, especialmente si sopla el viento.

Y son muchas las personas que, tanto si residen en palapas como en casas de material pasan por el mismo problema: goteras, filtraciones y en ocasiones hasta inundaciones, cuando las precipitaciones son muy fuertes y constantes.

Sufren también los efectos de las fuertes lluvias las familias que viven en algunos fraccionamientos, especialmente de constructoras que años atrás se declararon en quiebra, donde los vicios ocultos afloran por doquier e incluyen desde problemas de humedad en los techos hasta severas filtraciones.

Afortunadamente para cientos de familias, es cada vez menor el número de viviendas endebles que se encuentran en la ciudad, la mayoría en zonas invadidas desde hace años, mientras que en los asentamientos irregulares ubicados en los ejidos Bonfil e Isla Mujeres, donde las familias empezaron con un cuartito de cartón y madera, se aprecian muchas menos palapas y más casas de material, aunque en ocasiones estas también son precarias y no resguardan de la lluvia al cien por ciento.

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