De la Redacción
CHETUMAL, 26 de octubre.- El alcalde Otoniel Segovia Martínez sigue siendo un lastre para la capital de Quintana Roo, ante su desinterés por atender las principales demandas de la ciudadanía, lo que se refleja en calles en mal estado, deficiente alumbrado público y raquítica obra pública.
Lejos de ser un alcalde cercano al pueblo, no ha reparado en mostrar su prepotencia, lujos, soberbia y su incapacidad política.
Para contrarrestar sus escasos resultados, se ha caracterizado por una desmedida exaltación de su imagen, que simplemente le ha sido más perjudicial, siendo que no es un alcalde popular y han sido diversas las manifestaciones en su contra, desde comerciantes, representantes del Movimiento Antorchista, entre otros sectores que han recriminado las desatenciones y políticas dañinas del alcalde.
Cabe recordar que ha protegido a funcionarios denunciados ante la Contraloría Municipal y Fiscalía Anticorrupción, entre ellos la directora de Catastro Siria Soad Escoto, por actos de corrupción, el director de Comunicación Social, Rodrigo Madera Izquierdo, por promover el golpeteo contra regidores de la comuna contrarios al alcalde y de haber utilizado para ello el hecho que la regidora María Hadad tiene un hijo con capacidades diferentes.
También ha solapado al coordinador de Mercados, Alfredo Álvarez Muños, quien ha sido cuestionado de hacer mal uso de los recursos de las centrales de abasto. Tal vez el director con más señalamientos en la administración es el director de Fiscalización, Emmanuel Magaña Cirerol, por maltrato a los vendedores ambulantes y ejecutar la voracidad recaudatoria de la comuna por instrucción de Otoniel.
De tal manera, su gabinete y acciones han sido un lastre que ha estado lejano de llevar a la capital de Quintana Roo a la denominada cuarta transformación, pues no ha representado los ideales del Morena y del Oresidente Andrés Manuel López Obrador.